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Bienvenido a QUMRÁN.Ser Judío no es pertenecer a una religión, es una misma forma de vida ante Di- y ante los demás...¡. La paz es inestable cuando se les niega a los ciudadanos el derecho a hablar libremente o practicar su religión como deseen; escoger a sus propios líderes o congregarse sin temor. Los agravios que no se ventilan empeoran, y la supresión de identidad tribal y religiosa puede llevar a la violencia.. Somos una fuente de información con formato y estilo diferente

martes, octubre 11, 2011

Las costumbres judías


En ocasiones, cuando leemos un determinado texto bíblico, no captamos totalmente el significado de aquel escrito ya que no conocemos del todo el medio en que se desarrollaba la vida cotidiana de los judíos en la época bíblica, así como sus usos, costumbres y tradiciones contenidos en el texto de la historia que estamos leyendo. Si conociéramos y entendiésemos dichos aspectos de la vida cotidiana de aquel pueblo, nuestra comprensión de los hechos narrados en la Biblia sería más completa y efectiva para cada uno de nosotros.
Y este precisamente es el objetivo del presente estudio: el de dar a conocer de una manera lo más sencilla posible la forma de vida cotidiana del pueblo judío entre el cual vivió, predicó y murió Jesús. Así comprenderemos muchas cosas que hasta ahora habíamos ignorado o malinterpretado.
Para ello iniciaremos la explicación describiendo el medio ambiente en donde se inició la etapa sedentaria de los judíos, adelantándonos poco a poco en la historia hasta conocer su vida cotidiana.
Al final de este trabajo se detalla un Glosario de términos, para así facilitar una mejor comprensión del texto y de las palabras subrayadas en el mismo.

EL MEDIO AMBIENTE Y LA VISION HUMANA DEL MUNDO

Las grandes culturas idólatras de Egipto y Mesopotamia reflejaban con exactitud su medio físico. Su religión, como la de los hititas y cananeos, estaba centrada en la naturaleza. No tenían un concepto verdadero de un Dios Creador, único y todopoderoso.
De tal forma, los desvaríos climáticos, los eventos de la agricultura y la geografía del mundo que les rodeaba, los atribuían a la intervención de una amplia gama de dioses. La geografía distintiva de Egipto y Mesopotamia, en particular los grandes sistemas fluviales de los ríos Nilo, Tigris y Éufrates, determinó en gran medida la diferencia de su estilo de vida.

LA NATURALEZA Y LA FE

La mezcla de culturas ha logrado encubrir los contrastes entre las dos grandes civilizaciones fluviales, la egipcia por el Nilo y la mesopotámica por el Tigris y el Éufrates. Mientras que Mesopotamia estaba expuesta a ser invadida tanto por los pueblos de las montanas como por los nómadas del desierto, Egipto se encontraba más seguro en su aislamiento. Las planicies bajas de Mesopotamia también eran amenazadas por imprevistas inundaciones debido a los caprichos del clima y a los derrumbes que ocasionalmente formaban presas en los grandes ríos tributarios del Ti gris.

Las aguas de esta forma contenidas, irrumpían soltando enormes torrentes de agua. La amenaza de salinidad, que tornaba infértil la tierra, quizás explique la migración general hacia el norte, a las planicies medias de Mesopotamia, después de la caída de la civilización sumeria.
Entre estos habiru o apiru, denominación de las personas desplazadas, estaba Abraham, un arameo errante.

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De nómadas a sedentarios en Palestina


La llegada de los pueblos del mar a las costas de Palestina, de los cuales los filisteos eran los mejor conocidos, hizo que se introdujera el empleo del hierro, evento muy significativo en aquella época.
La transición efectuada desde nómadas a un estado de vida sedentario por parte de los israelitas en Palestina durante el siglo XII a.C., es reconocida como un evento decisivo en la región. Pero el proceso que dio base a todo ello es de índole más crucial aún, como en el caso de la separación de Abraham del mundo mesopotámico y la posterior emancipación de Moisés de las costumbres egipcias.
El concepto que de la naturaleza tiene el hombre determina su uso de ella. El conocimiento del Dios Creador característico de los israelitas, les inculcaba una actitud muy diferente hacia la naturaleza y el manejo de la tierra, confiando en su promesa: “Y si vosotros

obedecéis puntualmente mis mandatos que yo os prescribo hoy, amando a Yahvé, vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia de otoño y lluvia de primavera, y tú cosecharás tu trigo, tu mosto y tu aceite; yo daré a tu campo hierba para tu ganado, y comerás y te hartarás” (Deuteronomio 11:13-15).

DIOS EN LA NATURALEZA

Por lo tanto, los israelitas no tenían otra definición para la naturaleza mas que la idea de la actividad de Dios mismo. Era Dios quien hablaba en la tormenta; El bendecía en la lluvia y quien maldecía en la sequía. Dios respiraba en el viento, así como juzgaba en el terremoto y manifestaba su gloria en los cielos.
La fe hebrea que contemplaba a Dios obrando dentro de la actividad y de los misterios de la naturaleza, comprendía que El la trascendía y estaba sobre ella. Dios no estaba limitado por el medio ambiente, tal como creían los sirios paganos. El concepto que Israel tenía de Dios y de la naturaleza no era filosófico, sino que nacía de la fe y de la experiencia.
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Uso cuidadoso de la tierra


Si Dios cuidaba de su tierra, sus fieles, el pueblo judío, debía también tener conciencia de su responsabilidad ecológica. El clima mediterráneo, su flora y su suelo, se hallaban en un delicado equilibrio amenazado, además, por las guerras.
De ahí que al conquistar aquella tierra, Dios dijo a los israelitas refiriéndose a sus enemigos: “Les expulsaré poco a poco, hasta que tú te multipliques y te apoderes de la tierra” (Éxodo 23:30). Y los israelitas, celosos de su tierra y confiando plenamente en las promesas de Dios, poco a poco fueron expulsando a sus enemigos, afianzándose en el cuidado y el cultivo de sus tierras y asentándose en ellas.
Juntamente con el uso cuidadoso de la tierra se presenta la pequeña comunidad de los latifundios. Los profetas se resistían a la formación de grandes latifundios, aún cuando en los días de David existían tierras de la corona y también trabajo forzado. Las conquistas por las grandes potencias, como la de los asirios, eran desastrosas para el delicado equilibrio del medio ambiente de Israel.

GEOGRAFÍA DE LAS TIERRAS BÍBLICAS

Las referencias bíblicas a la geografía de la tierra son exactas y confiables. Pero estas alusiones son incidentales y no céntricas al relato. No obstante, si cotejamos los datos sobre la distribución de la flora, algunas referencias al clima y otros materiales del Antiguo Testamento, encontramos que la descripción es correcta.

La evidencia es lo suficientemente precisa para demostrar que durante los tiempos bíblicos, el clima era estable y las zonas ecológicas que describimos actualmente son las mismas de los tiempos bíblicos. La única diferencia sería el área boscosa, la ubicación de los asentamientos y otras variables similares relativas a la ocupación humana.

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Influencia de la geografía.


La transición ecológica entre la tierra y el desierto fue muy significativa en la Biblia. El contraste entre el sistema montañoso y las llanuras costeras fue aún de mayor importancia. Los llanos entre montañas llevaban cierta ventaja por la lluvia al tener mejor drenaje y por ser más propicios para el cultivo de las arboledas.
Existía una fuerte demanda por el vino, el aceite, las pasas y los higos secos producidos en la región. Más aún, el terreno quebrado permitía que cada aldea fuese una especie de fortaleza al haber suficiente piedra para la construcción de sus complejas defensas amuralladas.
Pero en las llanuras costeras no había piedras y los asentamientos eran difíciles de proteger, más aún cuando por allí corría la Vía Maris, una antigua ruta comercial que desde la Edad de Bronce (aprox. 1,300 a.C.) bordeaba la costa mediterránea para enlazar Egipto, Israel, Mesopotamia y la actual Turquía.
La llanura efectivamente constituyó el lindero oriental del mundo mediterráneo, en lugar de la orilla occidental de Asia con sus pueblos de las estepas.

La vida domestica judía


Los patriarcas, Abraham y los demás, eran semi nómadas. Vivían en tiendas y se trasladaban de un lugar a otro con sus manadas y rebaños en busca de pasto y de agua fresca. Su vida era muy similar a la de los beduinos de hoy en día. Pero después del Éxodo

el pueblo de Israel se asentó en la Tierra Prometida. Y desde entonces, a través de los diversos cambios políticos, la aparición de reyes y la división del reino, la vida de la gente común varió muy poco.
La vida domestica estaba centrada en el hogar, el cual era construido para llenar las exigencias del clima y los límites impuestos por el status social. Durante la mayor parte de año el clima era seco y caliente, solamente interrumpido por las lluvias tempranas del otoño y las tardías de primavera. El agua escaseaba, principalmente en la zona meridional, de poca precipitación. Por ello las casas se construían dotándolas del máximo frescor posible, tratando de minimizar en lo que se podía el consumo de agua.
Los pobres vivían en casas de un solo aposento construidas de adobe sobre cimientos de piedra y, posteriormente, de tierra caliza. El techo plano ofrecía espacio para el almacenamiento y servía de azotea, llegándose hasta él por medio de una escalera exterior. Las ventanas eran pequeñas, apenas una rendija, o aperturas tapadas con celosías que impedían la entrada de cualquier intruso, pero admitían la luz del día y el aire.
El interior de la casa era fresco y sombreado. Una plataforma levantada en un extremo proveía el espacio para cocinar y para dormir, y el resto del suelo de tierra servía para almacenar las grandes tinajas y utensilios, inclusive el molino de mano, con capacidad además para el cobijo de los animales.
Los ricos tenían casas construidas con piedra labrada y con las ventanas provistas de rejas metálicas. Algunos construían sus casas de varios pisos, mientras que otros edificaban horizontalmente para permitir uno o más patios, muchos de los cuales tenían atractivos jardines. Los beduinos del desierto eran los más pobres, pues vivían en carpas hechas con piel de cabra, tradicionales desde los tiempos de Abraham.
Dentro de la habitación los pobres se sentaban y dormían en esteras, iluminados por una lámpara de aceite. Por su parte los ricos se sentaban frente a una mesa, dormían en camas y eran atendidos por criados, quienes les servían vino y manjares mientras sonaba música de fondo. Pero los pobres debían conformarse con leche de cabra, aceitunas y pan de cebada, que era su dieta acostumbrada.

Las clases sociales judías

En el aspecto socio económico, en la época de Jesús por lo general no existía la clase media. Sólo habían dos estratos sociales, sin tomar en cuenta a los esclavos: los ricos y los pobres.
Los ricos eran pocos en número, pero muy poderosos. Eran conservadores en temas religiosos y también en los asuntos políticos. Generalmente pertenecían al grupo de los saduceos, quienes eran los grandes comerciantes y terratenientes. Varios de ellos eran ancianos, miembros del Sanedrín.
Los sacerdotes jefes de familia eran integrantes de la aristocracia de Jerusalén, y pertenecían a unas dieciséis familias aproximadamente. Era gente muy rica, con los grandes ingresos y poder que producía una religiosidad y culto montados en relación al Templo. Eran además los principales administradores del tesoro, y esta administración llevaba un dominio usufructual, pues se aprovechaban de todas sus rentas. También las familias de los Sumos Sacerdotes se encontraban entre las más ricas del país.
Sin embargo, la mayor parte de la población estaba compuesta por gente pobre, entre quienes se encontraban:
Jornaleros: Asalariados que ganaban el sustento con su trabajo. Se les pagaba un denario más la comida, por cada día de trabajo de sol a sol.
Escribas: No tenían un oficio concreto ni ejercían el comercio. Como la enseñanza de la Ley debía ser gratuita, estos escribas eran generalmente pobres y vivían de las ayudas que recibían de sus seguidores, de la hospitalidad espontánea que les ofrecían, y de las invitaciones a tomar parte en los banquetes celebrados en otras casas. El Evangelio dice acerca de ellos: “Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes, y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa” (Marcos 12:38-40).
Esclavos: La mayoría de ellos estaban en el palacio de Herodes y venían a ser como criados domésticos no libres. Los judíos solo podían ser esclavos durante seis años, y si el dueño no era judío, el esclavo debía ser rescatado por sus parientes. El servicio de esclavo no era considerado deshonroso; inclusive el jornalero vivía de forma mucho más insegura que el propio esclavo.
Mendigos: Jerusalén era ya en tiempos de Jesús un centro de mendicidad. Los mendigos se concentraban en torno al Templo y vivían de la limosna de la gente piadosa. La limosna era una de las tres prácticas fundamentales de la piedad judía, junto con la oración y el ayuno.
‘Am ha’aretz’: Así se denominaba al pueblo de la tierra, los campesinos, quienes eran considerados por los sacerdotes como ignorantes de la Ley e incapaces de cumplirla.

La clase media prácticamente no existía, y la poca que había estaba concentrada en Jerusalén. Pertenecían a ella pequeños comerciantes,
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La vestimenta judíos


La vestimenta estaba condicionada por el clima. Se usaban mantos largos y holgados para mantenerse fresco, pero el tipo de tela lo determinaba la riqueza y el estatus social de cada persona.
El campesino usaba un delantal o una túnica, y manto. La túnica del hombre era blanca y llegaba hasta la rodilla, de manera que para trabajar o correr había de recogerla alrededor de la cintura, lo cual se conocía como ceñirse los lomos. La túnica de la mujer era parecida, pero más adornada y colorida. El manto externo era largo y de lana, con franjas alternadas de tonos color café, partido desde los hombros hasta los brazos.
Como la mayoría de los telares judíos median tan solo un metro de ancho, se cosían juntos dos pedazos de tela para así poder lograr la longitud deseada. La túnica inconsútil de Jesús fue la excepción.
Los ricos podían darse el lujo de poseer telas teñidas en brillantes colores, y usaban una chaqueta corta encima de la túnica. A menudo la ropa era la señal de la profesión de la persona.
El calzado del pobre, si lo tenía, era una suela de cuero atada al tobillo por una faja que pasaba entre los dedos de los pies. Si se era más pudiente podía usarse zapatillas de cuero.
Como había que proteger del sol la cabeza, se usaba un turbante o una tela cuadrada sujetada a la cabeza con un cordón.
Los pobres no tenían qué ponerse para dormir. Simplemente se aflojaban el cinturón y se envolvían en el manto.

La vida laboral del judío


Los israelitas vivían principalmente como una comunidad agrícola, por lo cual su trabajo se relacionaba básicamente con la agricultura, o con algún tipo de trabajo manual artesano domestico común.
Había cuatro tipos de trabajos básicos en la época de Jesús que eran llevados a cabo por la gente sencilla:
Agricultura: Era la ocupación más importante. Cuando las lluvias tempranas del otoño suavizaban la tierra se hacían eras con un sencillo arado de madera tirado por un buey. La semilla se esparcía a mano y las lluvias tardías de la primavera producían la cosecha.
Para cosechar se arrancaba la planta de cuajo, o si no, se cortaban los tallos con una hoz de madera en cuyo filo había aristas cortantes. Se llevaba el grano a un piso duro de tierra nivelada, llamado desgranador, en donde por las pisadas de los bueyes se separaba el grano de la paja.
Cuando soplaba la brisa de la tarde se aventaba el grano con un gran tridente. El viento se llevaba la paja liviana, que posteriormente era recogida y amarrada para servir de combustible en los hornos caseros. Se finalizaba la tarea mediante el uso de una pala, que también removía el polvo. Luego el grano puro se medía y se empacaba para su uso o venta.
Otras cosechas importantes eran las uvas, las aceitunas y los higos. Las uvas se pisaban en un lagar y se fermentaba el jugo para preservarlo y elaborar posteriormente el vino. Las aceitunas se majaban también para elaborar el aceite, elemento indispensable para la cocina, las lámparas, la medicina y la limpieza.
Pesca: En tiempos del Antiguo Testamento se pescaba poco y, además, los israelitas no eran buenos marineros, de manera que la pesca se limitaba a unos pocos ríos y lagos, en especial el lago de Galilea.
Pero ya en tiempos de Jesús florecía la industria pesquera en Galilea. En el lago abundaba la pesca, de tal manera que era posible atrapar los peces con solo lanzar un círculo con pesas, o bien una red desde la ribera y luego recogerla hacia la playa. El procedimiento más corriente era el de suspender entre dos barcas una red barredera con pesas abajo y corchos por encima, atrapando así el pescado en un círculo de redes en medio del lago, o si no arrastrándolo hacia la playa para atraparlos en los bajíos. Parte de la pesca se vendía enseguida y el resto se salaba para su conservación.
También se pescaba con arpón y aún con canas y cuerdas. La tarea podía ser peligrosa porque a menudo se levantaban tormentas sin previo aviso, las cuales eran causadas, la mayoría de las veces, por los vientos fríos que bajaban de las laderas nevadas del Monte Hermón, o en otras ocasiones por las corrientes de agua caliente provenientes del lago, que se mezclaban con el aire fresco que cruzaba las colinas cercanas al Mediterráneo.

Pastoreo: Desde los primeros tiempos el trabajo de pastoreo era también muy importante. Como el pastor tenía que alimentar y también proteger a su rebaño, viajaba largas distancias, especialmente durante el caluroso verano.
Todas las noches debía contar el rebaño y se acostaba en la puerta del corral, a la que denominaban la puerta de las ovejas. Debía mantener una vigilancia constante por razón de los animales salvajes que aparecían en los bosques del Valle del Jordán, especialmente chacales y leones.
El pastor normalmente tenía a su cargo un rebaño mixto de cabras y ovejas. A las cabras tenía que arrearlas, pero las ovejas iban detrás del pastor. Tanto la lana como el pelo de la cabra se usaban para fabricar ropa. Además las cabras también daban leche, y juntamente con el queso y la carne, tanto de ovejas como de cabras, se convirtió en una importante fuente de ingresos para el pastor.
Artesanía: Aún en tiempos primitivos se practicaba todo tipo de artesanía doméstica.
El carpintero fabricaba y reparaba implementos agrícolas tales como arados, rastrillos y desgranadores, y también elaboraba los muebles básicos del hogar. Pero había poca madera, ya que no abundaban los árboles en aquella zona.
El albañil sacaba la piedra caliza que constituye la base del suelo de Palestina, dándole la forma necesaria para las construcciones.
El alfarero usaba la arcilla para crear utensilios caseros, para lo cual empleaba un torno manual o que funcionaba con los pies, y un horno primitivo.
El curtidor también tenía una ocupación importante, pero trabajaba fuera del pueblo, junto a algún rio, por motivo del olor. Allí elaboraba sandalias, cinturones y también los odres de cuero de cabra que se usaban para transportar agua, vino o aceite.

Costumbres de la vida judía


Había tres fechas, aparte de las religiosas, que predominaban en la memoria de cualquier familia israelita: el día del nacimiento, el del matrimonio y el de la muerte.
Nacimiento: En Israel siempre se veía la esterilidad como una calamidad, y se era feliz en proporción al número de hijos que se tenía, especialmente si éstos eran varones.
Cuando nacía el primogénito, la madre pasaba a ser la madre de… en lugar de la hija de… Una hija no era tan bienvenida por su posición subordinada. Era una ventaja para la familia sólo como trabajadora.
Al nacer se frotaba al recién nacido con sal para afirmar su piel, y se le envolvía en pañales para que crecieran bien sus miembros. Se le ponía un nombre escogido cuidadosamente de antemano, el cual indicara previamente alguna cualidad moral o física que se presumía iba a caracterizarle en el transcurso de su vida.

El varón era circuncidado a los ocho días y el primogénito era redimido un mes después de su nacimiento mediante su presentación en el Templo y una ofrenda al sacerdote. No era destetado sino hasta los dos o tres años de edad.
Matrimonio: Los matrimonios los arreglaban los padres ya que era deber de todos el casarse. Como la novia constituía una ventaja laboral, los futuros suegros debían pagar un precio o dote por ella a sus padres.
Lo primero de todo era una ceremonia formal de firma del compromiso, con intercambio de regalos. Llegada la tarde del día de la boda, el novio y sus amigos hacían una procesión hasta la casa de la novia, en donde ella y su familia les esperaban. La pareja recibía la bendición y entonces el novio llevaba a su esposa por las calles del pueblo hasta su propia casa, mientras los invitados se alineaban en las orillas de las calles con antorchas encendidas. Luego seguía una gran fiesta que podía durar hasta una semana.
Muerte: Una muerte en la familia daba inicio a un ceremonial de luto muy complicado. Se pagaba a plañideras profesionales para los lloros y lamentos del caso.
En un clima tan caliente había que enterrar el cuerpo del muerto antes de las 24 horas posteriores al fallecimiento. Se lavaba el cadáver y se le envolvía en ropas. En tiempos del Nuevo Testamento se le ungía y envolvía en vendas especiales, poniéndole un sudario de lino.
A los pobres se les enterraba en una fosa común o en sencillas cuevas, mientras que los ricos tenían tumbas cavadas especialmente para ellos en las rocas, selladas con una piedra grande en forma de rueda. Esta fue precisamente la tumba en donde fue enterrado Jesús, la cual era propiedad de José de Arimatea.

El trato a la mujer judía


La situación social en Israel y Palestina era patriarcal. La familia hebrea era grande en número. La poligamia, aunque lícita en los casos en que la esposa era estéril, solamente estaba al alcance de los ricos. En la casa familiar vivían, además del marido, la esposa principal y las secundarias, los hijos e hijas de todas ellas, juntamente con los criados y esclavos.


Al conjunto familiar se le denominaba casa del padre, que era donde el gobernaba como señor absoluto y era el dueño y responsable de los bienes familiares. Los hijos varones eran sus herederos, mientras que las hijas aumentaban el patrimonio familiar con la dote o precio que los pretendientes pagaban al padre al comprarlas.
El padre era el único que tenía el derecho de disponer, dar órdenes, castigar, pronunciar oraciones, bendecir los alimentos y ofrecer sacrificios, además de ser el maestro de sus hijos. Como madre, la mujer era respetada y reverenciada porque los hijos son regalo y bendición de Dios, sobre todo si estos eran varones. Pero a pesar de ello, la mujer era diferente al varón en la cultura judaica y hebrea.
La mujer judía en tiempos de Jesús era considerada inferior al hombre por tener menos ventajas que el varón. Existía en aquel entonces una expresión que se repetía frecuentemente, y que decía: „mujeres, esclavos y niños‟. Como el esclavo judío y el niño menor de 13 años, la mujer se debía por completo a su dueño y señor: al padre, si es soltera; al marido, si es casada; al cuñado, si es viuda sin hijos (Deuteronomio 25:5-10). Si la mujer era soltera, estaba bajo la tutela de su padre y sólo él tenía la autoridad para casarla.
Sin embargo, el padre solamente podía hacerlo si ella daba su consentimiento explícito, decidiendo a quien quiere por esposo, lo cual estaba protegido por la Ley judía: “Tiene el hombre prohibido casar a su hija cuando es menor, hasta que crezca y diga a fulano yo quiero” (Talmud Babilónico, Tratado de Kidushin 81b.) Cuando ella se casa, el marido es el dueño de la mujer y ésta no puede disponer ni de los ingresos de su trabajo, ni de lo que pudiera llegar a encontrar.
La mujer no recibía instrucción religiosa ya que se suponía que era incapaz de comprenderla. Las escuelas eran solamente para varones. Además, las mujeres no podían ser testigos en un tribunal, ya que se pensaba que su testimonio carecía de valor por su inclinación a la mentira, argumentación que los judíos consideraban apoyada en el libro del Génesis: “Sara negó „no me he reído‟. Pero Aquel dijo: „no digas eso, que sí te has reído” (Génesis 18:15).
En las grandes casas de las ciudades y entre las familias acomodadas, la mujer permanecía en el gineceo, la parte de la casa destinada a las mujeres, y sólo podían mostrarse en público con la cara tapada, cubierta con dos velos atados en la cabeza, para que no se pudieran distinguir los rasgos de su rostro. En los pueblos y entre las familias sencillas existía menos rigor en este aspecto.
Las reglas de educación prohibían encontrarse a solas con una mujer, sobre todo si ésta era casada; incluso mirar a una mujer casada o también saludarla. Una mujer no debía estar sola trabajando en el campo, sino que lo normal es que trabajaran juntas tres o más de ellas. Lo mismo ocurría cuando tenían que ir al pozo a buscar agua.
La esposa o las hijas tenían el deber de lavar al padre su cara, manos y pies. Pero el judío varón no podía exigir esto a otro hombre, ni siquiera a un esclavo judío; solamente a un esclavo no judío.

Las mujeres judías eran consideradas impuras durante el tiempo de la menstruación y ni tan siquiera se las podía tocar. Después del parto tenían que ofrecer un sacrificio en el Templo para ser purificadas.
Cuando había un banquete en la casa, las mujeres no tomaban parte en el mismo y ni tan siquiera podían servir la comida, ya que se temía que escuchasen las conversaciones y no fuesen discretas. Únicamente se les permitía asistir a la cena del sábado y al banquete de Pascua.
Si alguna mujer casada preguntaba alguna cosa, se le debía responder lo más brevemente posible. Todo esto estaba amparado por una cita bíblica: “Jamás te sientes junto a una mujer casada, ni bebas vino con ella en la mesa, no sea que tu corazón se enamore de ella y tu pasión te lleve a la ruina” (Eclesiástico 9:9).

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El divorcio un derecho del hombre judío

EL DIVORCIO, DERECHO DEL MARIDO
Solamente el marido tenía derecho a romper el matrimonio exigiendo el divorcio; era un derecho arbitrario y caprichoso.
Si una mujer salía a la calle sin cubrirse la cabeza, ofendía hasta tal punto las buenas costumbres que su marido tenía el derecho y hasta el deber, desde el punto de vista religioso, de echarla de la casa y divorciarse de ella sin estar obligado a pagarle la suma acordada en el contrato matrimonial.
La mujer judía que perdía su tiempo en la calle hablando con unos y otros, o la que se ponía a hilar en la puerta de su casa, podía ser repudiada por su marido sin compensación económica alguna. Incluso cuando a la esposa se le quemara la comida, podía ser repudiada por el esposo, según manifestaba el rabino y maestro judío Hillel el Viejo o el Sabio (70 a.C. al 10 d.C.). Otro motivo podía ser que el marido descubriera algo torpe en su esposa, lo cual le daba la libertad para buscar otra más joven y adquirirla.
Si la novia tenía relaciones con otro hombre era considerada una adúltera y su castigo era la lapidación. Si la adúltera era una mujer casada, el castigo que se le reservaba era el de la estrangulación. Pero para el hombre no había castigo alguno. En la mujer sólo veían superficialidad, sexo y peligro, por lo que siempre trataban de guardarse de ella.

La mujer en el culto religioso judío


En la parte posterior del Templo existía un patio reservado únicamente para las mujeres judías, en donde no había ningún tipo de contacto con hombres y donde ellas no eran tomadas en cuenta. Sólo se celebraba el culto en la Sinagoga cuando estaban presentes un mínimo de diez hombres, y jamás se contaba con las mujeres, por muchas que estuvieran presentes.

Las mujeres estaban exentas de peregrinar a Jerusalén en las grandes fiestas del año, a lo cual sí estaban obligados los varones; los que vivían lejos de Jerusalén debían acudir al Templo por lo menos en una ocasión al ano. Ellas ni tan siquiera eran aptas para pronunciar la acción de gracias en las comidas, pero sí estaban obligadas a cumplir con todas las prohibiciones de la Ley religiosa, así como a cumplir con todo rigor la legislación civil y penal.
La conciencia de la superioridad religiosa masculina estaba muy extendida en tiempos de Jesús y de las primeras comunidades cristianas, no sólo entre los judíos, sino también entre griegos y romanos. El hombre griego estaba agradecido a los dioses por la suerte de haber nacido humano y no bestia, griego y no bárbaro, libre y no esclavo, hombre y no mujer. Y entre los judíos corría un dicho que decía: „Bienaventurado aquel cuyos hijos son varones, y ay! de aquel cuyos hijos son hembras‟.
En la oración que los judíos de la época de Jesús hacían en la Sinagoga, por tres veces el hombre judío agradece a Dios el hecho de que no le hubiera creado pagano, esclavo o mujer. Así consta en este comentario judío: ‘Rabí Yehuda dice que deben decirse tres plegarias cada día: bendito sea Yahvé, que no me ha hecho pagano; bendito sea Yahvé, que no me ha hecho mujer; bendito sea Yahvé, que no me ha hecho ignorante‟.
En la lengua en que fue escrito el Antiguo Testamento, el hebreo, las palabras piadoso (hasid), justo (saddiq) y santo (qados), no tienen equivalencia en femenino.
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LA EDUCACION Y LA JUSTICIA


En tiempos del Antiguo Testamento no existían escuelas para los niños de la gente común y sencilla. Sus padres debían enseñarles las ocupaciones corrientes, y también explicarles la Ley y los festivales religiosos. En tiempos de Jesús la educación de las niñas estaba enteramente en manos de su madre, pero cada varón asistía a la escuela de la Sinagoga a partir de los seis años.
El Antiguo Testamento era su único libro de texto mientras aprendían la historia, geografía y literatura, así como la Ley de su pueblo. Si el niño era lo suficientemente inteligente y contaba con los medios necesarios, podía enviársele a Jerusalén a sentarse a los pies de algún rabino famoso para asimilar su enseñanza.
Además del conocimiento de la Ley, el niño judío debía aprender algún oficio. Tanto esto como el significado de las fiestas era tarea de su padre. Cuando el muchacho cumplía los trece años llegaba a su Bar Mitzvah, o sea que pasaba a ser un hijo de la Ley, y a efectos religiosos era considerado ya un hombre. Reunía las condiciones necesarias para ser incluido en el Minyau, el grupo mínimo de diez hombres imprescindibles para celebrar la asamblea en una Sinagoga. Al siguiente sábado el muchacho leía una porción de la Ley en hebreo y recibía la bendición del rabino principal.
En aquella época no existía en Israel una marcada separación entre la ley civil y la religiosa. Los sacerdotes levitas y los ancianos cumplían el mismo propósito y participaban

en la administración de la justicia. En la puerta de la ciudad o del pueblo se ventilaban los procesos legales y se juzgaban los casos.
La Corte Suprema en tiempos neotestamentarios era el Sanedrín. Este cuerpo de 70 hombres se reunía en el Templo. Las autoridades romanas les permitían emitir la sentencia sobre cualquier tema bajo la ley judaica, menos la pena de muerte ni en aquellos casos regidos exclusivamente por la ley romana. Las querellas locales las resolvían siempre los ancianos en la puerta de la aldea, tal como se indicó anteriormente.
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Las Fiestas judías


La vida religiosa de Israel estaba centrada primero en el Tabernáculo y luego en el Templo, y se regía por los reglamentos que imponía la Ley con respecto a las ofrendas y los sacrificios, así como acerca de las grandes festividades anuales.
Las seis grandes festividades anuales eran las siguientes:
La primera del año era la de Purim o de las suertes, celebrada en torno a nuestro primero de marzo en conmemoración de la liberación de los judíos de manos de Hamán, según narra el libro bíblico de Esther. La segunda era la Pascua, celebrada el 14 de Nisán, cerca de nuestro inicio de abril, en memoria de la liberación de los israelitas de la esclavitud de Egipto. Su importancia era tal que los romanos solían liberar un preso en esa fecha, de acuerdo a la voluntad del pueblo, como fue el caso de la liberación de Barrabas. A continuación de la Pascua, y en asociación con ella, tenía lugar la celebración de la Fiesta de los Panes sin levadura, con una duración de siete días seguidos. En tercer lugar los judíos celebraban la festividad de Pentecostés, que tenía lugar cincuenta días después de Pascua, cerca del final de mayo. Se conmemoraba en ella la entrega de la Ley a Moisés, así como la siega del grano del que se ofrecía en el Templo. A continuación nos encontramos con el Día de la Expiación, que en realidad consistía más en un ayuno que en una fiesta. Era el único día en que el Sumo Sacerdote podía entrar en el Santísimo para ofrecer incienso y rociar la sangre de los sacrificios. Tras realizar estos actos se soltaba un macho cabrío al desierto que llevaba, simbólicamente, la culpa de la nación, y se sacaban fuera de la ciudad los restos de los animales sacrificados en holocausto. Durante el día se ayunaba y oraba de manera especialmente solemne. Cinco días después tenía lugar la fiesta de los Tabernáculos o Cabañas, cercana a nuestro primero de octubre. Se conmemoraba con ella la protección de Dios sobre Israel mientras vagó por el desierto a la salida de Egipto y servía asimismo para dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas durante el año. Durante esta festividad era costumbre que la gente viviera en cabañas improvisadas, situadas a no más de una jornada de sábado de Jerusalén, en recuerdo de la experiencia pasada por Israel. 


Los dos actos religiosos principales eran el derramamiento de una libación de agua, realizada por un sacerdote usando una jarra de oro con agua del Estanque de Siloé, y la iluminación del Templo
mediante cuatro enormes lámparas que se situaban en el patio de las mujeres. Finalmente nos encontramos con la Fiesta de la Dedicación, aproximadamente a mediados de nuestro mes de diciembre, y que conmemoraba la restauración y rededicación del Templo realizada por Judas Macabeo. Durante esta fiesta era común leer los libros I y II de los Macabeos.
afabrag46@gmail.com

El Templo y la Sinagoga


Entre el final del Antiguo Testamento y comienzos del Nuevo, hubo un marcado desarrollo de la vida religiosa formal de los judíos. El culto regular se celebraba ahora en la Sinagoga local, práctica que nació en los días del Exilio, cuando no había Templo. El rabino principal de la Sinagoga era elegido por los ancianos del pueblo.
En algunos de los servicios de Templo, como en las festividades del Ano Nuevo judío (Rosh Hashana) y el Día del perdón (Yom Kipur) se escucha el sonido de shofar en el momento de los rezos.
El servicio seguía un modelo guiado por las oraciones y lecturas de la Ley y de los Profetas. Luego seguía el sermón y un espacio en el cual los hombres podían hacer preguntas al Rabino. Detrás del pulpito había un recinto cerrado con una cortina, donde se encontraba el Arca de los rollos sagrados que sólo los doctores de la Ley podían abrir. Los lectores se sentaban entre el recinto y el pulpito, de cara a la congregación, junto con los principales maestros, quienes se sentaban en asientos levantados conocidos como Cátedras de Moisés.
Cuando era posible se hacía una visita al Templo de Jerusalén, el cual había sido ya reconstruido por Herodes. El Templo seguía la estructura básica del de Salomón, pero de dimensiones mucho más grandes. Básicamente era un recinto abierto y vasto, dividido en atrios por una serie de murallas. Los no judíos estaban limitados al atrio o patio exterior, que también servía de acceso desde y hacia la ciudad, así como también era usado a modo de mercado de ganado y de cambio de dinero.

Los judíos podían entrar a los atrios centrales y observar los sacrificios desde un atrio cercano al de los sacerdotes, pero las mujeres se mantenían a distancia, en su propio atrio. El sacerdote podía considerarse afortunado cuando le concedían el permiso, una vez en toda su vida, para ofrecer incienso en el lugar santo, el edificio mas recóndito de recinto del Templo.

GLOSARIO COSTUMBRES JUDÍAS


BAJIO Elevación topográfica de los fondos fluviales, lacustres, marinos, etc.
CANANEOS Natural de la tierra de Canaán.
FILISTEOS Individuo de una pequeña nación que ocupaba la costa del Mediterráneo al norte de Egipto, y que luchó contra los israelitas.
HITITAS Pueblo establecido en Anatolia, donde fue cabeza de un gran imperio.
INCONSUTIL Tela que carece de costuras por ser de una sola pieza.
LAPIDACION Medio de ejecución consistente en que los asistentes al acto lancen piedras contra el reo hasta causarle la muerte.
LATIFUNDIO Finca rústica de gran extensión.
MAJAR Golpear en la era el trigo con una herramienta especial, el mayal, para separar el grano de la paja.
MOSTO Zumo exprimido de la uva, antes de fermentar y convertirse en vino.
ODRE Cuero, generalmente de cabra, que cosido y empegado por todas partes menos por la correspondiente al cuello del animal, sirve para contener líquidos tales como agua, vino o aceit
PUDIENTE Poderoso, rico, hacendado.
SANEDRIN Único tribunal con autoridad para atender asuntos judíos considerados como de importancia nacional.
SEDENTARIO Dicho de una tribu o de un pueblo: Dedicado a la agricultura, asentado en algún lugar, por oposición al nómada.
SHOFAR Instrumento musical de viento, fabricado con el cuerno de un animal puro, como el carnero, cabra, antílope o gacela.
SUMERIO Natural de Sumeria, región de la baja Mesopotamia, cerca del Golfo Pérsico.
TABERNACULO El Santuario móvil construido por los israelitas en el desierto durante el Éxodo de Egipto.
TINAJA Vasija grande de barro cocido, mucho más amplia por el medio que por el fondo y por la boca, y que sirve para guardar líquidos.
USUFRUCTO Derecho a disfrutar los bienes ajenos, con la obligación de conservarlos, salvo que la ley autorice otra cosa.
BIBLIOGRAFIA
AGUA VIVA Florentino Marmo.
ALLAN R. MILLARD Catedrático Rankin de Hebreo y lenguas semíticas antiguas. Universidad de Liverpool, Inglaterra.
ARQUEOLOGIA BIBLICA Ernest Wright.
BIBLIA DE JERUSALEN Desclee De Brouwer, 1998
CONFLICTOS EN TIEMPOS DE JESUS Karla V. Salcedo
CONQUISTA POR PODER Edward Flores
El MUNDO DEL ANTIGUO TESTAMENTO J. Leipoldt & W. Grundmann
JAMES HUSTON Director del Regent College, Vancouver, Canadá
LIDER EN TIEMPOS DIFICILES Enrique M. Talas
MANUAL BIBLICO ILUSTRADO Editorial Unilit
RALPH GOWER Oficial de Educación y Autoridad Educativa, Liverpool, Inglaterra.

lunes, septiembre 26, 2011

“TENEMOS LA MENTE DE CRISTO”


1 Corintios 2 
Por Dr. Gerardo Laursen 
Usado con permiso 
La Biblia dice que los creyentes tenemos la mente de Cristo.  Se declara en 1 Co. 2:16, “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”  ¿Cómo sería posible que una limitada criatura humana conociera la mente del infinito Dios?  Hay una sola manera: cuando el Señor la revela.  Y se revela por las Escrituras y por el Espíritu Santo.  También se aprende algo de ella por las experiencias personales, especialmente por las malas decisiones que nos enseñan lo que no fue de su mente, pero aun así, las  experiencias no se comparan con las otras dos fuentes.  Veamos unas nueve explicaciones procedentes de éstas en                                        1 Co. capítulo 2. 
1. Tenemos la mente de Cristo porque no podemos funcionar bien sin ella.  1 Co. 2:1, “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.”  
1 Cor 2:3, “Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor.”
El secreto de vencer el temor y la debilidad y de tener la sabiduría es tener la mente de Cristo. 
2. Tenemos la mente de Cristo para entenderle a él mismo y la cruz.  1 Co. 2:2, “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.”
El enfoque de nuestra vida es Jesucristo: quién es y qué hace.  Su significado y el de la cruz no dependen de la  sabiduría humana.  Una diferencia entre inteligencia y sabiduría: el inteligente sabe qué decir, pero el sabio sabe si lo dice o no.  Y el sabio dice que Jesús murió en nuestro lugar, cancelando así nuestra deuda.  Con la salvación ya pagada, es cuestión de recibirla, que requiere fe. 
3. Tenemos la mente de Cristo con la ayuda del Espíritu Santo.  1 Co. 2:4, “y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder.” Considere lo que el apóstol Pablo aguantó.  1 Co. 4:9-12, “Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.  Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; 
nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora 
padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.”
El Espíritu Santo le dio a Pablo la sabiduría y el poder de sobrevivir circunstancias y abusos.  Y en la Segunda epístola de Corintios, vemos que tenía tanto de la mente de Cristo que le fue necesario meter un control para evitar posibles jactancias.  2 Co. 12:7 dice, “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para  que no me enaltezca sobremanera.”
4. Tenemos la mente de Cristo para darnos poder.  1 Co. 2:5,  “para que vuestra fe no esté fundada en la 
sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.”
Sabiendo lo que piensa Cristo de un asunto, podemos avanzar con toda confianza y poder. 
5. Tenemos la mente de Cristo que nos provee madurez.  1 Co. 2:6, “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.”
La sabiduría popular del tiempo de Pablo, y también de nuestro tiempo, es: “¿Qué beneficio hay para mí?”  Nuestra mente transformada piensa más bien: “¿Qué beneficio hay para Cristo?”  El maduro no malgasta sus recursos en vicios o en cosas secundarias.  Trabaja para tener recursos amplios que puede compartir con los necesitados y con la iglesia.  El inmaduro hace errores.  El maduro no tanto.  El inmaduro estudia medicina con la meta de ganar mucho dinero.  El maduro estudia medicina con la meta de ayudar a muchos que sufren.  El inmaduro se queja de sus circunstancias.  El maduro alaba a Dios por su soberanía. 
6. Tenemos la mente de Cristo que nos provee sabiduría.  1 Co. 2:7-8, “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.”
Ignorancia produce inmensa maldad: Cristo fue inocente, sin embargo  fue crucificado.  Para vivir glorificando a Dios, necesitamos la sabiduría, y el Señor es la fuente de ella. 
7. Tenemos la mente de Cristo que nos revela bendiciones.  1 Co. 2:9-12, “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.
  
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.”
En la primera lectura, parece que las cosas preparadas aquí son las del cielo, pero el texto sigue con “Dios nos las reveló”.  Entonces tienen que ver con las bendiciones actuales, por ejemplo, el perdón, la pureza, la esperanza y la gracia que son verdades profundas: ¡cosas inaccesibles al hombre natural!  El pasaje se refiere a Is. 64:4, “Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.”  El requisito para oír, percibir y ver es la fe. 
8. Tenemos la mente de Cristo para que el Espíritu Santo pueda enseñarnos.  1 Co. 2:13, “lo cual también 
hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.”
Una manera que el Espíritu nos enseña es por la sabiduría que nos da al comparar los diferentes pasajes sobre un tema de la Biblia para reconocer un concepto completo y en contexto global.  Otra manera es en darnos discernimiento sobre cosas espirituales, el punto siguiente. 
9. Tenemos la mente de Cristo que nos provee discernimiento.  1 Co. 2:14-16,  “Pero el hombre natural no 
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”Lo espiritual para el hombre natural es igual que la pintura al ciego o la música al sordo.  Juzgar lo espiritual es juzgar capacitado por Dios.  ¡Qué ventaja es ser amigo de Cristo!  Jn. 15:15, “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.”
Por revelación, Dios dio discernimiento a los autores humanos de la Biblia para que en las Escrituras tuviéramos la pura verdad.  Gá. 1:11-12,  “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” Como habíamos comenzado este artículo, ¿cómo sería posible que un limitado ser humano conociera la mente del infinito Dios?  Hay una sola manera: cuando el Señor se la revela;  y lo hace por las Escrituras y por el Espíritu Santo.  Entonces, con la mente de Cristo podemos, reconocer la verdad, amar lo bueno, escoger lo correcto, hacer la voluntad de Dios y sufrir por otros.  ¿Estamos dispuestos a hacer estas cosas?  Bellas bendiciones nos esperan, si deseamos la madurez y la sabiduría de Cristo.  Qué el Señor le guíe.  Y, puesto que la mente de Cristo se revela en las Escrituras, tenemos una obligación de ser estudiosos de la Biblia. 
ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

miércoles, septiembre 21, 2011

Extraído de Escoge la vida, por el Rab Ezriel Tauber




Escoge la Vida


-Rabino, aun si acepto lo que usted dice, no puedo imaginarme a mí mismo viviendo con los 613 mandamientos. Estoy acostumbrado a la libertad. ¿Cómo podría ser feliz si me quitaran esta libertad?
-La libertad de la que hablas es sólo una ilusión. Sólo cuando cuidas la Torá, puedes en realidad ser libre.

-Seiscientos trece mandamientos se me hacen muchas restricciones; ¿de qué tipo de libertad me está usted hablando? -preguntó David.
-Imagínate que le dijéramos a una persona que puede entrar a una joyería y que tiene una hora para tomar todas las piedras preciosas y joyas que quiera. La hora comienza... pero como hay mucho tiempo, él sabe que podría tomar mucho más de lo que podría llegar a necesitar en la mitad del tiempo así que decide mirar por un rato. Vitrinas, fuentes, comida "gourmet", diversiones, gente interesante, etc. Hay tantas cosas bellas alrededor que muy fácilmente se pierde en ellas. Pasa media hora. Cuarenta minutos. Cincuenta minutos. Cincuenta y cinco minutos. Cincuenta y nueve minutos pasan y de repente se acuerda: ¡la hora ya casi termina! Mientras pasa el último minuto ve una piedra preciosa frente a él y la toma. Cuando sale de la tienda, va con un joyero y le pregunta cuál es el valor de la piedra preciosa. El joyero mira la piedra y pregunta excitadamente: ¿quieres vender esto?
-Sí.
-Te doy 100,000 dólares ahora. 

David, déjame preguntarte: ¿cómo reaccionaría esta persona?
-Yo pensaría que estaría muy contento. Por lo menos salió con algo.
-Estás en lo cierto. Al principio sí estaría contento, sin embargo, después el arrepentimiento caería sobre él."Qué tonto fui..." Se diría a sí mismo una y otra y otra vez. "¡Si en un momento tomé 100,000 dólares, en una hora hubiera podido tomar millones de dólares en piedras preciosas!"


-Nuestro mundo -continuó el Rabino- es una joyería. Posee piedras preciosas de diferentes tipos (elementos de eternidad) pero en el mundo de fantasía en que vivimos, lleno de distracciones y tentaciones temporales, aunque poseen su propia belleza momentánea, solo sirven para desviar a la persona de la verdadera oportunidad de tomar los diamantes; de tomar nuestra parte en la eternidad.
-¿A qué se refiere con eternidad?
-Eternidad es lo opuesto al tiempo. Es una experiencia donde las barreras entre la creación y el Creador son removidas. Y esto es lo que la Torá nos dice: escoge entre el tiempo y la eternidad. Esta elección, de hecho, está escondida desde la primera palabra de la Torá, Bereshit "Al principio". Bereshit nos dice que el tiempo mismo fue una creación. ¿Qué existió "antes" de la Creación? Sólo Dios. Dios está por encima del tiempo. Él fue, Él es y Él será. Cuando Él creó lo físico, el mundo material, Creó también el marco de referencia del tiempo. La creación del mundo físico, por definición, es algo temporal. Por lo tanto, nuestras vidas aquí, consisten en momentos limitados; existimos en una prisión de tiempo. Por otro lado, sin embargo, existe un elemento de vida, que va más allá del tiempo: la eternidad de Dios. Una persona común y corriente vive 70-80 años. Si esta persona vivió por el simple goce de estos años, él vivió tiempo. Pero si se dio cuenta que la vida no puede ser un fin en sí mismo y en cambio escogió completar el propósito por el cual fue creado, él vivió la eternidad, se volvió socio con Dios en la eternidad.
La Creación no es un fin en sí mismo; es un medio para un fin específico. Esta vida es un vehículo para transportarnos de un marco de referencia del tiempo a una experiencia eterna, es decir, del reino del mundo físico al reino de Dios. Sin embargo, es fácil distraerse y desviarse; es fácil convertirse en un prisionero del tiempo. Caminar libremente dentro de una prisión no es libertad, es un abuso de la libertad. Si abusamos de nuestra libertad y nos atamos a cosas exclusivamente físicas, de naturaleza temporal, nos convertimos en parte de ellas, perdemos la libertad de completar el verdadero propósito por el cual fuimos creados. Por lo tanto, las restricciones de la Torá son realmente los mecanismos de la libertad. Nos ayudan a desprendernos del tiempo. Nos ayudan a utilizar nuestro tiempo para tomar diamantes.
-No estoy seguro de entender.
-Regresemos al ejemplo de la persona que entró a la joyería. Imaginémonos que antes se le avisó que habría tentaciones que lo distraerían de la intención de tomar las piedras preciosas. Sin embargo, para contrarrestar estas distracciones, se le dijo que le darían una lista de las cosas qué hacer y qué no hacer y que debía seguirlas al pie de la letra. Estas instrucciones lo mantendrían enfocado en su propósito original y por lo tanto le asegurarían que saldría de la joyería con suficiente riqueza como para tener su propia joyería.
Anteriormente tal vez no tomó en cuenta la necesidad de las instrucciones. Ahora, después de desperdiciar su oportunidad, apreciará lo que significa qué hacer y qué no hacer ya, que éstas lo hubieran liberado de verse involucrado en tantas distracciones y le hubieran indicado la manera óptima de utilizar cada valioso momento que estuvo ahí. Todo lo que tenía que hacer era seguir las instrucciones. Esta es la Torá. Nos ayuda a evitar las posibilidades de vernos involucrados en cosas temporales y nos lleva hacia los elementos de la eternidad presentes en esta vida temporal. Es nuestra lista de instrucciones que nos dice a dónde ir, a dónde no ir, qué hacer, qué no hacer, cómo hacerlo y cómo no hacerlo. Cada momento nos brinda la oportunidad de escoger entre el tiempo y la eternidad y la Torá es nuestra guía para escoger la eternidad.
-¿Me puede dar un ejemplo?
-Sí. El comer por ejemplo. Puedes comer exclusivamente para llenar el estómago, que es básicamente la misma razón por la que los animales comen, o puedes convertirlo en un acto santo siguiendo los mandamientos que el Creador te dio para comer. En el primer caso, utilizaste el tiempo para comer, en el segundo lo utilizaste para ganarte la eternidad. Asimismo, puedes trabajar, ganar mucho dinero y considerarte un hombre con éxito, o puedes ganar dinero y contemplar la ayuda del Todopoderoso sin la cual tu aparente éxito nunca se hubiera materializado. En el primer caso tu tiempo es literalmente dinero, nada más y nada menos.
En el segundo caso, el dinero te trajo una apreciación más profunda de Dios y entonces te ayudó a cambiar dinero en tiempo, por eternidad. Del mismo modo, puedes seguir tu instinto natural para una relación íntima y convertirte en un ser centrado. Te puedes casar, disfrutar la vida con tu esposa como la Torá lo prescribe y cambiar tu orientación a una que es genuina, sin egoísmo. En cambio, en la otra, tu tiempo de goce es sólo de una noche, un año, o varios años, pero no más. Por medio de la Torá, tu tiempo no sólo produjo disfrute sino también eternidad. Come, pero hay que saber qué comer, cómo comer y por qué comer. Gana mucho dinero, pero hay que saber cómo ganar dinero, qué hacer con el dinero una vez que lo tienes y cuál es el verdadero propósito de ganar dinero. Cásate, disfruta tu relación pero hay que saber cómo, cuándo y el por qué de tu relación. Cada cosa, cada momento pueden ser utilizados, aun cuando estás dormido. 
-¿Cómo puede uno cumplir algo estando dormido?
-El dormir tiene un propósito: mantiene a una persona sana. Para servir a Dios y cumplir con Su Torá necesitas un cuerpo sano, entonces tu sueño puede ser un acto santificado, un acto que convierte el tiempo en eternidad. Por supuesto que necesitas saber cómo ir a la cama, a qué hora despertar y cómo despertar y qué hacer con tu salud. Por lo tanto, aun dormido tienes la oportunidad de tomar diamantes espirituales. De eso se trata la Torá. No es una filosofía abstracta o cuentos Bíblicos. Es una forma de vida que nos ayuda a convertir los elementos mundanos de nuestra vida diaria, el mundo físico, en energía espiritual para la eternidad. Cada mandamiento, a su modo, nos enseña cómo hacer de Dios una realidad en nuestras vidas, cómo Traerlo de detrás de la sombra y cómo cambiar la vida física en una expresión tangible de lo espiritual. Comida, dinero, tiempo, relaciones, productividad y creatividad humana; son sólo algunos ejemplos. La lista es tan grande como el mundo.
La vida es muy bella y aún esas cosas que tienen belleza temporal pueden ser utilizadas como herramientas para alcanzar la eternidad. Sin embargo, no es posible hacerlo sin las "instrucciones para la eternidad" que le dio Dios Eterno, al hombre. "Pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición: ¡Escoge la vida!" Date cuenta que Dios no nos exhorta diciéndonos: "No escojas la muerte". ¿Por qué? Porque manteniéndonos tal y como nacimos, sólo viviendo nuestra parte física, viviendo una existencia finita sin limitaciones ni dirección, sólo nos conduce a la muerte, jas veshalom. Y por lo tanto, la muerte no es una opción; es la consecuencia natural de una existencia física si no hacemos algo al respecto y escogemos vivir. "Escoger vivir" significa tomar la decisión de seguir fielmente las instrucciones de la Torá. Al decirnos específicamente qué no hacer y de qué tomar parte y de qué no, la Torá nos enseña realmente a vivir. No es una restricción. Es un salvavidas. Nos ayuda a mantenernos a flote y después nos enseña a nadar más allá del horizonte de nuestras vidas físicas y limitadas.
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miércoles, septiembre 14, 2011

IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ORTODOXA( Trabajo)





JACQUELINE LONDOÑO MEDINA
ANA MARIA SUAREZ ALZATE
VANESSA MANCO CARVAJAL
JENNIFER PANIAGUA VELLEJO
CARLOS ALBERTO BETANCUR SILVERA
Trabajo de Religión
Hernán Darío Villegas
Profesor
I.E COLEGIO LOYOLA PARA LA CIENCIA Y LA INNOVACIÓN
MEDELLÍN
2011
Comunidad cristiana, cuya antigüedad, tradicionalmente, se remonta a Jesús y a los doce apóstoles, a través de una ininterrumpida sucesión apostólica. Es la tercera de las tres grandes iglesias o comunidades cristianas, después de la Iglesia católica apostólica romana y el conjunto de iglesias protestantes, y cuenta con más de 225 millones de fieles en todo el mundo.
se considera la heredera de todas las comunidades cristianas de la mitad oriental del Mediterráneo (esto lleva a ciertas tensiones con iglesias orientales unidas a Roma). Su doctrina teológica se estableció en una serie de concilios, de los cuales los más importantes son los primeros Siete Concilios, llamados "ecuménicos", que tuvieron lugar entre los siglos IV y VIII. Tras varios desencuentros y conflictos, la Iglesia católica ortodoxa y la Iglesia católica romana se separaron en el llamado "Cisma de Oriente y Occidente", el 16 de julio de 1054. El cristianismo ortodoxo se difundió por Europa oriental gracias al prestigio del Imperio bizantino y a la labor de numerosos grupos misioneros.
La Iglesia ortodoxa está en realidad constituida por 15 iglesias autocéfalas, que sólo reconocen el poder de su propia autoridad jerárquica.
SIMBOLO
DISTIBUCION DE LA ORTODOXIA EN EL MUNDO POR PAISES
Religión dominante.
Religión minoritaria importante (sobre el 10%)
En la actualidad, el cristianismo ortodoxo es la religión predominante en Bielorrusia, Bulgaria, Chipre, Georgia, Grecia, Montenegro, Moldavia, la República de Macedonia, Rusia, Rumania, Serbia y Ucrania.
Hay comunidades grandes en Kazajistán (44% de la población), Letonia (35%), Bosnia-Herzegovina (31%), Albania (20%), Kirguistán (20%), Estonia (12,8%), Líbano (10%), Uzbekistán (9%), Turkmenistán (9%), Siria (4,5%), Croacia (4,4%), Lituania (4,1%), Uganda (4%) y Cisjordania. Debido a la emigración, existen también comunidades importantes en Alemania, Argentina, Australia, Canadá, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Italia.
DOCTRINA
SALVACIÓN
Según los cristianos ortodoxos, el hombre fue creado en perfecta comunión con Dios, pero se alejó de Dios por el pecado. La salvación de las torturas infernales después de la muerte y la adquisición de la vida eterna se realizó por Jesucristo tras su Encarnación y la unión en Él de dos naturalezas: la divina y la humana, corrupta por el pecado original. Esa unión llevó a la transformación de la naturaleza humana en el proceso de Su resurrección. O sea, al pasar ese proceso gracias a la parte divina, la parte humana recibió nuevas cualidades que no podía adquirir por sí misma. Desde entonces todo ser humano lleva ese potencial de transformación y obtenimiento de la vida eterna que se revela, si cree que Jesucristo es el Salvador y sigue Su doctrina original expuesta en los trabajos de apóstoles, evangelistas y padres de la iglesia.
LA TRINIDAD
La doctrina de la Iglesia ortodoxa, con respecto a la Trinidad, se encuentra resumida en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano. Los cristianos ortodoxos creen en un solo Dios, a la vez uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, de una sola naturaleza e indivisible. La Santísima Trinidad son tres personas distintas e inconfundibles, cada una de las cuales es una hipóstasis de la Trinidad, que comparte una misma esencia, increada, inmaterial y eterna. Al explicar la relación de Dios con su Creación, los teólogos distinguen la esencia eterna de Dios de sus "energías increadas", aunque se advierte que dicha distinción es artificial y no hay división posible en Dios. Tanto las energías como la esencia son, de forma inseparable, Dios. La distinción es usada por los teólogos para explicar cómo Dios puede ser al mismo tiempo trascendente (su "esencia" se mantiene fuera e infinitamente distante de su creación) e inmanente, interviniendo en su creación (sus "energías increadas" interactúan con su creación). Es también en sus energías como llegamos a distinguir las tres personas de la Trinidad.
TRADICIÓN
La Iglesia ortodoxa, según su tradición, se considera la continuación de la iglesia establecida por Jesús y sus apóstoles. La constancia e inmutabilidad de los dogmas de la doctrina cristiana original se consideran una de las virtudes principales de dicha iglesia. Se supone que cualquier cambio considerable de la doctrina se puede hacer sólo por medio de un Concilio Ecuménico, o sea de todo el mundo cristiano, una cosa no hecha en la Iglesia ortodoxa ya por muchos siglos desde el cisma con la Iglesia romana, la cual por su parte ha continuado convocando concilios ecuménicos, unida bajo la autoridad del Papa de Roma.
Al igual que la Iglesia católica romana, la Iglesia ortodoxa posee la autoridad de canonizar o beatificar. Cuando alguna de las iglesias ortodoxas autocéfalas engrosa su santoral, ella obligatoriamente avisa sobre eso a todas las demás iglesias hermanadas.
Tanto como la Iglesia católica romana, la Iglesia católica ortodoxa considera suya toda la historia de la iglesia precismática. Por eso, la mayoría de los santos católicos precismáticos occidentales siguen siendo santos de la Iglesia ortodoxa.
JERARQUÍA
Patriarca de Constantinopla y Patriarca Ecuménico Bartolomé I,primus inter pares.
El cabeza de la iglesia en su totalidad se considera Jesucristo, mientras que los cabezas de las iglesias autocéfalas, Patriarcas, se tratan como iguales, pero respetando el honor del Patriarca de Constantinopla de ser el "primus inter pares", el título que significa supremacía meramente simbólica. Esa igualdad diferencia la Iglesia católica ortodoxa, presidida por los Patriarcas, de la Iglesia católica romana, cuyo cabeza, el Papa, poseyó el título de primus inter pares antes del Gran Cisma.
El Patriarca de Constantinopla, siendo líder simbólico honorífico del mundo cristiano ortodoxo, presidía los concilios ecuménicos ortodoxos. Este cargo actualmente lo ocupa Bartolomé I.
Las sedes de los Patriarcas, por su mayor parte, se encuentran en las capitales de los países, cuyas iglesias ortodoxas nacionales ellos presiden. La sede del Patriarca Ecuménico se encuentra en Constantinopla, o sea Estambul, Turquía, en el barrio de Fanar.
La aparición, o sea independización legítima, canónica, de una nueva Iglesia ortodoxa es posible sólo con el reconocimiento de su autocefalía (el derecho de autogobernación) por todas las iglesias ortodoxas hermanadas (término usual no canónico ya que dogmáticamente se consideran partes de una sola iglesia establecida por Cristo). Las Iglesias no reconocidas al menos por una de las autocéfalas (o sea sin su patrocinio) no se consideran parte de la comunión de iglesias ortodoxas canónicas, herederas de la tradición apostólica y de la gracia de Dios, transmitida con una línea de los sacerdotes nunca interrumpida desde el día de Pentecostés.
CARACTERISTICAS
La Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. El significado de cada una de las características enunciadas es, a saber:
Una: La Iglesia es "una," porque es un solo cuerpo espiritual, tiene una sola cabeza: Jesucristo y está animada por un solo Espíritu de Dios. La unidad de la Iglesia se expresa en la: misma confesión de fe, en la comunión, en las oraciones y en los sacramentos.
Santa: Es Santa como su base, Señor Jesucristo y porque en ella mora el Espíritu Santo, que siempre la santifica.
Católica: (Universal o Ecuménica). (del griego "Katholikos"). (Universal de Kata: conforme a; y olos: todos). Porque su mensaje está destinado a todos los fieles de todos los lugares, tiempos y pueblos, porque no está limitada por ningún lugar, tiempo, pueblo, sino al contrario, esta abierta para todo aquel que desee unirse a ella. no es únicamente de carácter geográfico, sino que trasciende el tiempo y el espacio y su doctrina es permanente.
Apostólica: conserva sin interrupción la doctrina y la sucesión de los Dones del Espíritu Santo, desde tiempos de los Apóstoles.
ha sido acreedora al adjetivo de Ortodoxa (del Griego Ortodoxo: Creencia Verdadera) (de Orthos: Recto y Doxa: Creencia). El regulador de esta armonía y continuidad es Cristo mismo. El Espíritu Santo está con la Iglesia y la guía en la verdad.
La ininterrumpida sucesión de los obispos ha mantenido una continuidad histórica y sacramental, que difícilmente otras agrupaciones cristianas pueden reclamar fácil y justicieramente.
La concepción de la Iglesia en la Ortodoxia es theándrica, vale decir, divina y humana, visible e invisible a la vez. Institución terrenal o sistema social, que tiene a Cristo a su cabeza y es gobernada por una jerarquía establecida por el Señor desde los Apóstoles.
HISTORIA
Entre los siglos VIII y XI se produjo la definitiva maduración de la Iglesia ortodoxa griega en torno a la figura del patriarca de Constantinopla. Los otros patriarcados orientales reconocidos en el Concilio de Calcedonia del año 451 (Alejandría, Antioquía, Jerusalén), habían perdido importancia al ser sometidos sus territorios en el dominio islámico, y las relaciones con Roma eran lejanas, aunque todavía frecuentes, al estar situada esa ciudad, desde el punto de vista bizantino, en la periferia del mundo civilizado.
Cruz ortodoxa. El travesaño inclinado simboliza en su parte elevada al "Buen Ladrón" y en su parte baja al "Mal Ladrón".
El Papa parecía más atento a lo que ocurría en la nueva cristiandad occidental, aunque todavía, mientras duró el dominio imperial en el exarcado de Rávena, varios Papas fueron de origen griego o sirio. La mayoría de los Papas precismáticos considerados santos por la Iglesia católica romana también lo siguen siendo para la Iglesia ortodoxa.
El episcopado oriental reconocía al obispo de Roma un primado de honor pero entendía que las decisiones doctrinales y disciplinarias debían de ser tomadas por los Patriarcas conjuntamente o en un concilio general, ecuménico, y nunca abandonó lo esencial de esta postura, incompatible con el auge de la primacía romana y su evolución desde la segunda mitad del siglo VIII.
Roma, por su parte, no estaba dispuesta a aceptar la rivalidad imperial a que estaba sujeta la iglesia en el Imperio bizantino con su idea de "sinfonía" entre el poder del Emperador y el Patriarca; sólo entendiendo esta diversidad de puntos de vista, se pueden comprender las razones que acabaron separando a las dos iglesias, más, incluso, que sus divergencias dogmáticas y de uso litúrgico, aunque a través de ellas se manifestaban maneras distintas de entender la religiosidad: uso de lenguas diferentes, calendarios litúrgicos y, en parte, santoral específicos, sensibilidad especial respecto al culto a los iconos, cánones también diversos. Buen ejemplo de eso, son las actas del Concilio Quinisexto (año 692), que el Papa de Roma denegó aprobar, aunque sus legados en Constantinopla lo firmaron, pero que a la vez son "una de las bases esenciales del Derecho canónico bizantino" (Ducellier) en cuestiones importantes, tales como el celibato sacerdotal.
De hecho, los últimos Concilios Ecuménicos que se celebraron en Oriente y en los que estaban presentes los legados del Papa fueron los de Nicea en el año 787 y Constantinopla en el 869. Después se restañó la ruptura producida por el enfrentamiento entre el Patriarca constantinopolitano Focio y el Papa Nicolás I. En lo sucesivo, la Iglesia bizantina y las que se crearon a partir de ella se organizaron mediante sus propios concilios o sínodos.
CULTOS
Las fiestas religiosas ortodoxas representan momentos de descanso y relajación para cada individuo.
En el sentido cristiano ortodoxo, las fiestas son aquellos días litúrgicos más importantes durante el año litúrgico. Éstas conmemoran acontecimientos o momentos importantes en la historia de la redención y también conmemoran a las principales personas santas. Las fiestas religiosas con más importancia en la religión ortodoxa son: la fiesta de Navidad, la fiesta de Ramas (la entrada de Jesucristo en Jerusalén), de Pascua, de Pentecostés, etc.
La fiesta de Navidad, celebrada en el 25 de diciembre tiene como acontecimiento principal el nacimiento del Fundador del cristianismo, Jesús Cristo, De la misma manera, en el día de Pentecostés se santifican hojas de nogal o de tilo que significan las lenguas del Espíritu Santo.
Todas las fiestas son importantes y tienen sus significados bien determinados, pero para el cristianismo la más vieja e importante es la Pascua, cuando Jesús Cristo después de sus pasiones resucitó con la proclamación de la cual los apóstoles empezaron difundir la enseñanza cristiana.
Hoy en día la Iglesia Ortodoxa utiliza en su culto tres ritos eucarísticos: la liturgia de San Juan Crisóstomo (San Juan Boca de Oro), que se utiliza con más frecuencia; la liturgia de San Basilio el Grande, que se utiliza diez veces por año litúrgico; y la liturgia de San Grigori Dialogo, que tiene un régimen aparte y se celebra solamente en el periodo de ayuno antes de Pascua (Braniste, Nitoiu, Neda, 1997).
Los periodos de ayuno representan una particularidad en esta religión. El ayuno es la abstinencia de los algunos alimentos durante un periodo determinado y también una modalidad de entreno de los instintos naturales del cuerpo, que fortalecen la alma contra a las tentaciones. Estas son prácticas inspiradas en la vida de Jesucristo o santos importantes de la Iglesia y promovidas por el culto ortodoxo para que los creyentes puedan mantener un equilibrio entre las necesidades espirituales del arte religioso del cristianismo ortodoxo es diferente del arte profano y supone una forma de confesión de la fe a través de la representación pictórica. Por lo tanto, este arte es el producto inseparable de la tradición litúrgica ortodoxa. Los iconos en la Iglesia Cristiana fueron utilizados desde el comienzo del cristianismo pero se confirmaron como atestado documentario a partir siglo IV cuando la Iglesia Ortodoxa empezó a desarrollar el culto de los iconos. Hoy en día, detrás de este proceso, en la ortodoxia existe la Teología del Icono que trata sobre las reglas pictóricas de los iconos y sobre su simbolismo dogmático y litúrgico.
Junto con los iconos que fueron reconocidos como canónicos en la religión ortodoxa después del movimiento iconoclasta bizantino en el año 843, la Iglesia Ortodoxa también ha desarrollado el culto de veneración de los santos y sus reliquias. De esta forma en varias iglesias ortodoxas se conservan reliquias de varios santos venerados. La tradición oriental es más mística que doctrinal. Insiste en la resurrección de Jesucristo y la redención del hombre. La austeridad no es admisible en la liturgia oriental ya que la belleza es un medio para acceder a Dios. De este modo, tanto los iconos como las imágenes santas y los símbolos son más bien objetos de veneración y no representaciones; por lo tanto no hay que confundirlos con la adoración (Dumortier, 2003).

miércoles, enero 19, 2011

¿Cuando es falso el profeta ?

El papel del verdadero profeta es alertar o motivar al arrepentimiento o la búsqueda de Dios, de acuerdo a las circunstancias que se están o estén viviendo. La interpretación o discernimiento de los tiempos son con ese propósito; Dios escoge algunos hombres y mujeres para con el entendimiento, la sabiduría , el discernimiento y la espiritual que vienen de lo alto anuncien el cumplimiento de sus designios o "signos de los tiempos", como lo enseñaba la teología en los años 70 y 80. Las fechas con precisión no hacen parte del verdadero enviado de Dios, paro si las advertencias y los llamados para discernir los tiempos y los hechos que se cumplen o faltan por cumplirse, de acuerdo a su santo voluntad expresada en su Palabra.


El falso profeta es falso porque habla de su propio corazón o de su propia mente y lo que dice no tiene fundamento en sus ESCRITURAS O DENTRO DE LOS PROPOSITOS DIVINOS TANTO PARA CON LOS SUYOS COMO PARA CON LOS INCREDULOS.

Un elemento fundamental es el factor tiempo. No es posible precisar fechas dentro del concepto humano, cuando el factor tiempo para Dios es muy diferente a nuestra dimensión por decir algo. El tiempo para él tiene otra duración.; Mil años para Dios pueden ser en equivalencia un día para nosotros, sus tiempos no son los nuestros. El problema de la Iglesia primitiva fue no entender esta variable y por tal razón vieron inminente la venida del Señor en algunos sectores y comenzaron a vender sin temor todas sus cosas.


No es por lo tanto la fijación de año, es la cercanía del cumplimiento del hecho o del escatón, como se diría dentro de la tensión escatológica entre EL “YA “ Y EL “ TODAVIA NO “ . Cuando truena digo, viene una tempestad y Cuando veo nubes oscuras afirmo que va a llover, pero no puedo decir con certeza a las 3 y 15 p. m. empieza la tempestad o la lluvia. Dios de igual forma nos revela unas señales las cuales con su dirección nos afirman que dentro de esa tensión entre “ Ya “ y “ todavía no “.


El papel del expositor bíblico o anunciador, no es ser adivino, si no UN HERALDO PARA LOS CREYENTES E INCREDULOS., para que obedezcan a Dios y se sometan a su santa voluntad llamándolos al entendimiento de los tiempos y al arrepentimiento o consagración al Señor.


En el tiempo de NOÉ, EL ANUNCIO EL DILUVIO, ESE FUE SU PAPEL ANTE EL MUNDO CONOCIDO, PERO NUNCA AFIRMO UNA FECHA JUAN EL BAUTISTA LLAMO AL ARREPENTIMIENTO POR QUE EL REINO SE HABÍA ACERCADO. JESUCRISTO FUE A PREPAR MORADA PARA NOSOTROS PERO NUNCA DIJO CUANDO VENDRÍA Y DIJO TAMBIÉN ES NECESARIO QUE ME VALLA Y DIJO QUE VOLVERÍA, PERO NO PRECISO FECHA. LOS ÁNGELES DIJERON ASÍ COMO LO HABÉIS VISTO IR AL CIELO, ASÍ VOLVERÁ A VOSOTROS, Jesús mismo no afirmo fecha alguna, S. Mateo 24, 50:

"Vendrá el señor de aquel siervo en el día que éste no espera, y a la hora que no sabe"


Así que los tales adivinos son y fueron una vergüenza para sus grupos o movimientos religiosos y son de los que él Señor advierte que vendrán en los últimos tiempos; “ Falsos maestros y falsos profetas, “ NO LES CREÁIS “.
Siervo Roberto Fonseca Murillo

lunes, enero 10, 2011

¿Cúando y como regresará Cristo?

¿CUANDO SERA EL REGRESO DE CRISTO?
Jesús fue contundente al afirmar que nadie puede saber el día y la hora de su regreso. Esto nos obliga a estar en guardia y alerta permanentemente a lo largo de nuestra vida. Jesucristo dijo al respecto: “Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuando será el momento” (Marcos 13:32-33). Y cuando los discípulos le preguntaron cuándo sería el establecimiento del Reino, Jesús les respondió: “No es cosa vuestra conocer el tiempo y el momento que el Padre ha fijado con su propia autoridad” (Hechos 1:7). Pretender decir que una Iglesia o determinada persona sabe cuál es la fecha del regreso de Cristo es una falacia mayúscula.
¿COMO REGRESARA JESUS?
La Biblia afirma que Cristo volverá visiblemente una sola vez, y que todo ojo le verá, incluso los malos e incorregibles: “Mirad, viene acompañado de nubes; todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron, y por El harán duelo todas las razas de la tierra. Amén” (Apocalipsis 1:7). El vendrá de la misma forma que los ángeles dijeron a los discípulos en el momento de la Ascensión de Jesús hace dos mil años: “Galileos, ¿por qué permanecéis mirando al cielo? Este Jesús, que de entre vosotros ha sido llevado al cielo, volverá así tal como le habéis visto marchar al cielo” (Hechos 1:11).
Cristo regresará con poder y gloria en compañía de sus ángeles, tal como se confirma en las Escrituras: “Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta” (Mateo 16:27). Pero en ninguna parte del texto encontraremos algo relacionado con que Jesús regresará acompañado de su iglesia, supuestamente arrebatada siete años antes por El al cielo.
También se nos revela que vendrá en un tiempo difícil en donde la fe en El y en su mensaje se ponen en duda. El apóstol Pedro lo dice con estas palabras: “Sabed ante todo que en los últimos días vendrán hombres llenos de sarcasmo, guiados por sus propias pasiones, que dirán en son de burla: ¿dónde queda la promesa de su Venida? Pues desde que murieron los Padres, todo sigue como al principio de la creación” (2 Pedro 3:3-4). Y el propio Jesús se pregunta: “Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lucas 18:8).

Su venida no será secreta ni silenciosa pues ya dijo que todos le verán y que vendrá con voz de mando y de arcángel y con trompeta de Dios. Dice Pablo de tarso a los tesalonicenses de manera enfática: “El mismo Señor bajará del cielo con clamor, en voz de arcángel y trompeta de Dios, y los que murieron por Cristo resucitarán en primer lugar” (1 Tesalonicenses 4:16). También el propio Jesús nos habla de su Parusía de esta forma: “Porque como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre” (Mateo 24:27).
Definitivamente Cristo vendrá cuando menos le esperemos, súbitamente y sin aviso previo. Indudablemente no será en una fecha vaticinada por algún vidente o una determinada iglesia, como tampoco lo fue en el año mil para los atemorizados habitantes del Medioevo, ni en 1914 de forma secreta e invisible, según los Testigos de Jehová.
Siervo Roberto Fonseca Murillo

La parusía de Cristo


 EL SIGNIFICADO DE LA PARUSIA
La palabra parusía se deriva del griego koiné pareimi, que significa presencia o hacerse presente. Antiguamente el helenismo utilizó esta palabra para referirse tanto a la manifestación de las divinidades en esta tierra como para designar la entrada triunfal de los reyes o príncipes a las ciudades de sus dominios. Para el cristianismo la Parusía identifica la presencia de Cristo en su regreso al mundo.
Al mismo tiempo la Parusía es epifanía, es decir, una manifestación pública de Jesucristo en la tierra. Tal como indicaba el teólogo alemán Karl Rahner (1904-1984) en su libro Introducción al concepto de cristianismo, la identificación de la Parusía con el regreso de Cristo es confusa, pues parece insinuar que se trata de una repetición de algo que ya ha tenido lugar. En realidad la Parusía se trata de la plenitud de la venida de Jesús, acaecida de una vez para siempre en diferentes fases. Por eso se hace más justicia cuando se habla de la Parusía como el advenimiento definitivo y público de Cristo en toda su gloria y la revelación completa de su misterio.
LA EVIDENCIA DE LA PARUSIA EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS
La mayor esperanza de los cristianos es el regreso del Señor al mundo. El apóstol Pablo habla de este magno evento con estas palabras: “aguardando la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y salvador nuestro Jesucristo” (Tito 2:13). De modo que podemos afirmar que el segundo advenimiento de Cristo y el establecimiento de su Reino son dos de los temas más importantes de la Biblia.
En la totalidad de los 260 capítulos del Nuevo Testamento, la Parusía es mencionada, directa o indirectamente, no menos de 318 veces. Esto significa un promedio de más de una vez por capítulo. Y en el Antiguo Testamento profetas tales como Isaías (9:6-7 y 66:15), Jeremías (23:5), Ezequiel (21:25-27), Daniel (7:27), Joel (3:16-17), Abdías (21:1-21), Miqueas (4:3-4), Zacarías (14:4-9), Habacuc (2:2-3), Sofonías (1:4 y 3:15), Ageo (2:7) y Malaquías (4:2-6), hablaron claramente de esa venida, de la cual sólo el Padre conoce el momento en que ocurrirá.
Cristo mismo habló de su regreso al mundo en sus parábolas del Reino. El se presentó como el novio que recibe a su novia en la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13), y en la parábola de las diez minas El se presenta como el hombre noble que se fue a un país lejano para recibir un reino y regresar (Lucas 19:11-27).
Juan registró las palabras de Jesús acerca de su regreso en su Evangelio: “Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros” (Juan 14:3). Y en sus últimas epístolas Juan habla del regreso de Cristo diciendo: “Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado todavía lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es” (1 Juan 3:2).
Igualmente Pedro habló con confianza del regreso de Cristo. En su primera epístola dice que “el fin de todas las cosas está cercano” (1 Pedro 4:7). Y en su segundo sermón después de Pentecostés, él dijo proféticamente: “a fin de que el Señor venga en el tiempo de la consolación y envíe al Cristo que os estaba predestinado, a Jesús, a quien debe retener en el cielo hasta el tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus santos profetas” (Hechos 3:20-21).
Pablo también habló mucho del regreso de Cristo en sus epístolas. A los romanos les dice “que vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades. Y esta será mi alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados” (Romanos 11:26-27). Y a los corintios Pablo les confirma la esperanza de cada creyente: “Pero cada cual en su rango: Cristo como primicia; luego los de Cristo en su venida” (1 Corintios 15:23).
Y cuando le escribe a Timoteo le dice “que conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la manifestación de Nuestro Señor Jesucristo, que a su debido tiempo hará ostensible” (1 Timoteo 6:14), y lo ratifica en la segunda epístola diciendo “y no solo a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su manifestación” (2 Timoteo 4:8).
Otros escritores del Nuevo Testamento son igualmente explícitos al hablar de la Parusía, como por ejemplo Santiago al decir: “tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor” (Santiago 5:7), y concluye diciendo “porque la venida del Señor está cerca” (Santiago 5:8).
Y donde de forma más clara y contundente se confirma la Parusía es en el libro del Apocalipsis o Revelación, donde a Juan se le permite contemplar la venida de Cristo, y la narra de la siguiente forma: “Mirad, viene acompañado de nubes; todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron, y por El harán duelo todas las razas de la tierra. Sí. Amén” (Apocalipsis 1:7).


Siervo Roberto Fonseca Murillo
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