La vestimenta estaba condicionada por el clima. Se usaban mantos largos y holgados para mantenerse fresco, pero el tipo de tela lo determinaba la riqueza y el estatus social de cada persona.
El campesino usaba un delantal o una túnica, y manto. La túnica del hombre era blanca y llegaba hasta la rodilla, de manera que para trabajar o correr había de recogerla alrededor de la cintura, lo cual se conocía como ceñirse los lomos. La túnica de la mujer era parecida, pero más adornada y colorida. El manto externo era largo y de lana, con franjas alternadas de tonos color café, partido desde los hombros hasta los brazos.
Como la mayoría de los telares judíos median tan solo un metro de ancho, se cosían juntos dos pedazos de tela para así poder lograr la longitud deseada. La túnica inconsútil de Jesús fue la excepción.
Los ricos podían darse el lujo de poseer telas teñidas en brillantes colores, y usaban una chaqueta corta encima de la túnica. A menudo la ropa era la señal de la profesión de la persona.
El calzado del pobre, si lo tenía, era una suela de cuero atada al tobillo por una faja que pasaba entre los dedos de los pies. Si se era más pudiente podía usarse zapatillas de cuero.
Como había que proteger del sol la cabeza, se usaba un turbante o una tela cuadrada sujetada a la cabeza con un cordón.
Los pobres no tenían qué ponerse para dormir. Simplemente se aflojaban el cinturón y se envolvían en el manto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Sus comentarios son impotantes. Gracias