En tiempos de Antonio Pío – 138-161-, sucesor del emperador Adriano, fueron derogadas la mayoría de las leyes antijudias y muchos de los desterrados volvieron. La perdida del Templo había sido una experiencia traumática para el pueblo judío y se hicieron esfuerzos para preserva su memoria. La plegaria se convirtió en sustituto del sacrificio y se adoptaron rituales para reforzar el vinculo entre el Templo y la sinagoga. Entre ellos se encontraban la ceremonia del lulav todos los día del festival de Sucot que se prolongaba una semana, el toque del shofar en Rosh Hashana. También se hizo una revisión de la Hagada para incluir en el una alusión al sacrificio de Pascua en el Templo y plegarias para que Jerusalén volviera a ser la misma. Igualmente se fijo un calendario judío único donde se estableció la fecha de las celebraciones.
A estas medidas se sumo la codificación de la halaja o ley Oral bajo la forma de Mishna que realizo el Juda Ha –Nasi. Este hombre que se valió del idioma hebreo, recopilo las tradiciones y las ordeno. Su nombre y el de los demás rabinos que habían colaborado en la redacción del documento fueron reconocidos posteriormente con el nombre arameo de Tannaim, termino que traduce maestros.
A este hecho le siguió la culminación de la recopilación del Talmud que solo fue terminado hasta finales del siglo V y ampliado durante los siglos VI Y VII.
Posteriormente con la adopción del catolicismo por los ostrogodos en Italia, los visigodos en España y los francos y los borgoñeses en Francia, los judíos se convirtieron en centro de las miradas cristianas que desacreditaban las creencias de los llamados hijos del pueblo elegido e incluso las veían como peligrosos.
LAS COMUNIDADES JUDIAS EN LA EDAD MEDIA
Jacques Le Golf, historiador francés, considera que el tema de los judíos en la época medieval puede tratarse mas a fondo, observando un documento propio de la época conocido como exempla. Este documento lo usaban los predicadores cristianos, quienes lo utilizaban para que los fieles asimilaran mejor la lección que ellos impartían. La gran época del exemplum es el siglo XIII, cuando el repudio hacia los judíos alcanzo un mayor nivel.
Los exempla eran historias que leía el predicador y en las que estaban presente los judíos a quienes se les veía como depravados, amantes del engaño o personas que tenían relación con la tentación de la carne y el demonio. Estas características según lo que puede considerarse la moraleja de los exempla, podían cambiarse a los crucifijos y a la Virgen quien era considerada como la única capaz de redimirlos.
Las historias de los exempla alimentaron los imaginarios negativos que tenían los cristianos acerca de los judíos. El movimiento que los segrego comenzó a finales del siglo XII y se manifestó especialmente por la prohibición que se hizo a los laicos de discutir asuntos de fe con los hebreos. Hasta el siglo XI las relaciones fueron amistosas entre el pueblo de Israel y los habitantes de los países en que residían. Posteriormente los castigos contra los considerados herejes se ampliaron para abarcar a los judíos. Prueba de esto fue el Concilio de Letran que aprobó una legislación que buscaba segregarlos. A esto se sumó el Papa Urbano II quien emprendió las Cruzadas, expediciones que tuvieron como fin devolverle Jerusalén a los cristianos.
Para el siglo XIII el Mesías continuaba siendo el principal motivo de discordia entre cristianos y judíos. Según Le Goff, los cristianos tenían tabúes con respecto a los judíos, que se relacionaban con el cuerpo, la alimentación y los líquidos considerados sagrados como es el caso de la sangre humana.
Los cristianos tenían prohibido comprar carne y vino a los judíos ya que muchas personas pensaban que los judíos tenían la costumbre de utilizar la sangre de los niños que se sacrificaban durante la noche del viernes santo.
La sociedad cristiana del siglo XII inauguro la estrella amarilla para el pueblo de Israel luego de ser instituida por Arnoldo de Lieja quien albergaba la esperanza de rescatar al judío por medio de la cruz de Gregorio Magno.
Dice Jacques Le Goff que el odio de los europeos medievales era tan profundo y alejado de la realidad que todas la calamidades sufridas por la sociedad, podían ser atribuidas fácilmente a las acciones de los judíos.
Si mimo , algunos obispos, hombres de la iglesia y la gente común consideraba que si los judíos rechazaban al Mesías era porque algo estaba mal en ellos y esto se convertía en razón suficiente para que pudieran ser llamados como asesinos de Cristo.
Pero también en la Edad Media había sido común que un obispo invitara a una comunidad judía a establecerse en su territorio con el fin de que esta contribuyera al fortalecimiento comercial. Y es que los judíos se habían dedicado principalmente al comercio ante las prohibiciones que les impedían por ejemplo arar la tierra el día domingo y tener propiedades. Ellos se sentían satisfechos con que se les apartara en barrios asignados o juderías, como se les llamo en España. Antes de la legislación de 1200, que permitía la creación de tales barrios, los judíos se reunían voluntariamente en un sector separado de la ciudad o población para preservar sus costumbres.
Durante la Edad Media, fue común que a los judíos se les acusara de muerte ritual. Y es que cuando moría o desaparecía un cristiano, se decía que los judíos lo habían matado para parodiar la muerte de Jesús y utilizar su sangre durante los rituales. También se lanzaron otras falsas acusaciones como aquella que decía que los judíos eran los responsables de robar las hostias sagradas y de pedirle al diablo que provocara la gran peste negra que cabo con miles de vida en Europa. Pero lo que no se supo era que los descendientes de Abraham se habían salvado entre otras cosas de la gran peste por sus hábitos de limpieza e higiene.
Las expulsiones fueron comunes en esta época; además parecían convertirse en un medio eficaz para que un gobernante u obispo llenara las arcas vacías de su tesoro, ya que todas las propiedades judías eran confiscadas después de la expulsión.
Pasando a otros sucesos ocurridos durante la Edad Media, vale la pena mencionar el año de 1135, fecha en la que nació en Córdoba, España, Moisés ben Maimón conocido como Maimónides quien fue un sabio y filosofo que contó con la credibilidad de las comunidades judías que le solicitaban consejos sobre derecho, ética y las creencias.
Maimónides escribió una obra filosófica titulada Guía de Perplejos que trata sobre la compatibilidad del judaísmo con el aristotelismo y la Mishneh Torah, una obra de exposición sistemática del derecho judío. Los judios lo honraron diciendo “Desde Moisés hasta Moisés no apareció nada como Moisés”.
A estas medidas se sumo la codificación de la halaja o ley Oral bajo la forma de Mishna que realizo el Juda Ha –Nasi. Este hombre que se valió del idioma hebreo, recopilo las tradiciones y las ordeno. Su nombre y el de los demás rabinos que habían colaborado en la redacción del documento fueron reconocidos posteriormente con el nombre arameo de Tannaim, termino que traduce maestros.
A este hecho le siguió la culminación de la recopilación del Talmud que solo fue terminado hasta finales del siglo V y ampliado durante los siglos VI Y VII.
Posteriormente con la adopción del catolicismo por los ostrogodos en Italia, los visigodos en España y los francos y los borgoñeses en Francia, los judíos se convirtieron en centro de las miradas cristianas que desacreditaban las creencias de los llamados hijos del pueblo elegido e incluso las veían como peligrosos.
LAS COMUNIDADES JUDIAS EN LA EDAD MEDIA
Jacques Le Golf, historiador francés, considera que el tema de los judíos en la época medieval puede tratarse mas a fondo, observando un documento propio de la época conocido como exempla. Este documento lo usaban los predicadores cristianos, quienes lo utilizaban para que los fieles asimilaran mejor la lección que ellos impartían. La gran época del exemplum es el siglo XIII, cuando el repudio hacia los judíos alcanzo un mayor nivel.
Los exempla eran historias que leía el predicador y en las que estaban presente los judíos a quienes se les veía como depravados, amantes del engaño o personas que tenían relación con la tentación de la carne y el demonio. Estas características según lo que puede considerarse la moraleja de los exempla, podían cambiarse a los crucifijos y a la Virgen quien era considerada como la única capaz de redimirlos.
Las historias de los exempla alimentaron los imaginarios negativos que tenían los cristianos acerca de los judíos. El movimiento que los segrego comenzó a finales del siglo XII y se manifestó especialmente por la prohibición que se hizo a los laicos de discutir asuntos de fe con los hebreos. Hasta el siglo XI las relaciones fueron amistosas entre el pueblo de Israel y los habitantes de los países en que residían. Posteriormente los castigos contra los considerados herejes se ampliaron para abarcar a los judíos. Prueba de esto fue el Concilio de Letran que aprobó una legislación que buscaba segregarlos. A esto se sumó el Papa Urbano II quien emprendió las Cruzadas, expediciones que tuvieron como fin devolverle Jerusalén a los cristianos.
Para el siglo XIII el Mesías continuaba siendo el principal motivo de discordia entre cristianos y judíos. Según Le Goff, los cristianos tenían tabúes con respecto a los judíos, que se relacionaban con el cuerpo, la alimentación y los líquidos considerados sagrados como es el caso de la sangre humana.
Los cristianos tenían prohibido comprar carne y vino a los judíos ya que muchas personas pensaban que los judíos tenían la costumbre de utilizar la sangre de los niños que se sacrificaban durante la noche del viernes santo.
La sociedad cristiana del siglo XII inauguro la estrella amarilla para el pueblo de Israel luego de ser instituida por Arnoldo de Lieja quien albergaba la esperanza de rescatar al judío por medio de la cruz de Gregorio Magno.
Dice Jacques Le Goff que el odio de los europeos medievales era tan profundo y alejado de la realidad que todas la calamidades sufridas por la sociedad, podían ser atribuidas fácilmente a las acciones de los judíos.
Si mimo , algunos obispos, hombres de la iglesia y la gente común consideraba que si los judíos rechazaban al Mesías era porque algo estaba mal en ellos y esto se convertía en razón suficiente para que pudieran ser llamados como asesinos de Cristo.
Pero también en la Edad Media había sido común que un obispo invitara a una comunidad judía a establecerse en su territorio con el fin de que esta contribuyera al fortalecimiento comercial. Y es que los judíos se habían dedicado principalmente al comercio ante las prohibiciones que les impedían por ejemplo arar la tierra el día domingo y tener propiedades. Ellos se sentían satisfechos con que se les apartara en barrios asignados o juderías, como se les llamo en España. Antes de la legislación de 1200, que permitía la creación de tales barrios, los judíos se reunían voluntariamente en un sector separado de la ciudad o población para preservar sus costumbres.
Durante la Edad Media, fue común que a los judíos se les acusara de muerte ritual. Y es que cuando moría o desaparecía un cristiano, se decía que los judíos lo habían matado para parodiar la muerte de Jesús y utilizar su sangre durante los rituales. También se lanzaron otras falsas acusaciones como aquella que decía que los judíos eran los responsables de robar las hostias sagradas y de pedirle al diablo que provocara la gran peste negra que cabo con miles de vida en Europa. Pero lo que no se supo era que los descendientes de Abraham se habían salvado entre otras cosas de la gran peste por sus hábitos de limpieza e higiene.
Las expulsiones fueron comunes en esta época; además parecían convertirse en un medio eficaz para que un gobernante u obispo llenara las arcas vacías de su tesoro, ya que todas las propiedades judías eran confiscadas después de la expulsión.
Pasando a otros sucesos ocurridos durante la Edad Media, vale la pena mencionar el año de 1135, fecha en la que nació en Córdoba, España, Moisés ben Maimón conocido como Maimónides quien fue un sabio y filosofo que contó con la credibilidad de las comunidades judías que le solicitaban consejos sobre derecho, ética y las creencias.
Maimónides escribió una obra filosófica titulada Guía de Perplejos que trata sobre la compatibilidad del judaísmo con el aristotelismo y la Mishneh Torah, una obra de exposición sistemática del derecho judío. Los judios lo honraron diciendo “Desde Moisés hasta Moisés no apareció nada como Moisés”.
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