Testigos de Jehová
Definen el infierno como el Hades, lugar para ello como sepulcro común de la humanidad, y no un lugar de castigo y tormento. El infierno de fuego nunca ha sido parte de la doctrina de los Testigos de Jehová al afirmar que creer en ello sería difamar a Dios al contradecir la idea de mostrar a Jehová como un Dios de amor. Afirman que la idea del infierno es precristiana y que procede de la mitología mesopotámica.
Explican que cuando la Biblia alude al último estado de condenación en el Segundo Juicio, usa terminología asociada con destrucción, basado en el verbo griego apollumi, que significa destruir, y al sustantivo apóleia, que quiere decir destrucción. Para ellos esos términos no sugieren la idea de tormento, sino la eliminación total del alma pecadora.
La base para la mencionada definición proviene de la cita bíblica “temed más bien al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la Gehena ” (Mateo 10:28). Con ello la idea que se da es de eliminación por muerte, no un sufrimiento eterno. El Hades o Gehena entonces es, para ellos, un lugar de olvido eterno sin ninguna esperanza de vida futura.
Mormones
Adventistas
Según la Iglesia Adventista del Séptimo Día el infierno no existe como un lugar físico en el que las almas perdidas sufren por toda la eternidad. Tal interpretación se basa en la secuencia de acontecimientos proféticos relatados en el Apocalipsis o Revelación: “Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras. La muerte y el hades fueron arrojados al lago de fuego que es la muerte segunda, y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:13-15). Para los adventistas los muertos permanecerán en un estado inconsciente hasta la segunda venida de Cristo, momento en el que serán resucitados.
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