Los evangelistas no disimulan sus defectos ni la miseria, el abandono o los fracasos de Jesucristo.
La historicidad de Los Evangelios está garantizada también por la objetividad simple y sobria y por la elevación moral de lo relatado. El respeto de la verdad histórica se revela en la simplicidad de la exposición. Los evangelistas no disimulan sus defectos ni la miseria, el abandono o los fracasos de Jesucristo. Además, los datos que ofrece el Evangelio y que pueden ser corroborados con otras fuentes, siempre resultan ciertos, como la situación política de Palestina que presentan, las relaciones familiares de la dinastía herodiana, el oficio y carácter de Poncio Pilatos, los partidos judíos y las diferencias entre fariseos y saduceos, la discordia entre judíos y samaritanos, la vida cotidiana, las fiestas judías, el sistema monetario y muchos datos más que, en breve tiempo, fueron olvidados y que, después de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70, dejaron de existir. Comparando Los Evangelios con escritos judíos y romanos de la época, se percibe una completa coherencia. Por ello se deduce que es imposible que hayan sido escritos después, cuando ya no quedaban supervivientes que hubieran sido testigos presenciales de aquella época en aquellos lugares.
Por otro lado, Los Evangelios no revelan el influjo de ideas posteriores que, estaban ya en la mente de las comunidades cuando fueron escritos, como sucede con muchos pensamientos paulinos: la acción del Espíritu Santo, el carisma, la Iglesia de los santos, el rescate por la sangre de Cristo, etcétera. Son ideas elaboradas en las comunidades que no aparecen en los Evangelios. En éstos tampoco se ve una reflexión teológica, como la que se percibe en los escritos de San Pablo o en el epistolario de San Juan, de Santiago o de Pedro, por ejemplo, que son catequesis más elaboradas. Eso nos hace pensar que los evangelistas no buscaban hacer una elaboración de las ideas, sino contar fielmente los hechos y dichos de Jesucristo, tal y como sucedieron, aunque escribían mucho tiempo después y en el contexto de la fe de sus comunidades.
Norberto Rivera Carrera
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Sus comentarios son impotantes. Gracias