Aquello constituía un escándalo para los judíos y una locura para los griegos y romanos (Cf. 1 Cor 1,23). Además, no se ahorran los detalles en las narraciones de la pasión de Jesús. Él, el Señor, aparece sufriendo, débil, en la oscuridad y el abandono de Dios; los discípulos muestran su cobardía y traición al Maestro. Estos detalles no ayudan a aceptar a Cristo como el Salvador ni a fiarse de los Apóstoles y discípulos que lo anuncian.
2. La procedencia de Jesús que no ocultan Los Evangelios. En su tiempo, decir que Jesucristo procedía de Nazaret era un modo de quitarle toda autoridad. Era imposible pensar que el Mesías podría venir de Galilea y, menos aún, de Nazaret (Cf. Jn 1,46). Mateo lo sabe y, por ello, aunque aduce el dato por respeto a la verdad, trata de justificarlo citando las Sagradas Escrituras (Cf. Mt 4,13-16). Esto indica que estamos ante un dato histórico real que no ha sido “retocado”.
3. El Bautismo de Jesús en el Jordán era un argumento a favor de cualquier adversario. El razonamiento es claro: “Si este supuesto Mesías se bautiza con Juan, quiere decir que Juan es mayor que Él”, o bien: “¿Cómo puede aceptar un bautismo de penitencia (Cf. Mc 1,4) si está exento de pecado?”. Con este dato del bautismo de Jesús, aparece muy rebajada su dignidad: podría ser un profeta, pero no el Mesías. Otra vez Mateo ve la dificultad de aceptarlo (Cf. Mt 3,14-17). Nadie hubiera pensado en inventarlo.
4. El hecho mismo de la resurrección de Jesucristo era un obstáculo real para la propagación de la revelación cristiana en el mundo helenístico (Cf. Hch 17,32) y, sin embargo, aparece como centro del relato evangélico; ni se suaviza ni se acomoda para que sea mejor aceptado.
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Hay, además, muchos datos que se han sometido al examen histórico más profundo y han superado todas las pruebas. Entre ellos, se pueden citar los siguientes:
1. La actividad pública de Jesús comienza en Galilea y termina en Jerusalén. Los relatos que se refieren a Galilea y los que se refieren a Jerusalén presentan un ambiente distinto, bien caracterizado, perfectamente correspondiente con el entorno, en plena consonancia con lo que nos ofrecen otras fuentes. La población que entra en contacto con Jesús es distinta, el modo de enseñar de Cristo se adapta a las diferentes realidades. Hay una coherencia perfecta, por ello resulta muy difícil aceptar que haya sido algo inventado posteriormente.
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