Los Evangelios no dicen nada de la forma de la cruz en que fue crucificado Jesús. ¿Era una cruz en forma de T, donde se ve la inicial de Tehos, Dios? ¿Una cruz de cuatro brazos? ¿Una cruz en Y? ¿Una cruz en aspa? La realidad es que los romanos no prevían ningún modelo reglamentario. Séneca explica en uno de sus escritos: “Veo delante mío cruces, no todas son iguales, varias según el maestro que las ha construido”. Por otra parte no parece que hubo muchos testigos cristianos de su crucifixión, al margen de un grupo de mujeres de las que ya hablaremos mas adelante. La realidad es que Jesús fue crucificado en una soledad total, solo son la presencia de los romanos y dos ladrones, uno bueno y otro malo, distinción que solo proviene del Evangelio de Lucas. Mas tarde vendrán las mujeres, pero marcos, Matero y Lucas no se ponen de acuerdo, tampoco Juan.
Fragmentos y astillas de la cruz
Hoy muchas iglesias dicen conservar fragmentos y astillas de la cruz verdadera, incluso clavos, pero con toda seguridad ninguno de estos fragmento, traídos en su mayoría por los cruzados, soportarían la prueba del carbono 14. los cruzados cuando regresaron de Tierra Santa trajeron gran cantidad de falsas reliquias que algunos entregaban a los sacerdotes de sus diócesis para ganarse nuevas indulgencias, y otros vendían a incrédulos que pagaban fuertes cantidades por ellas. Los fragmentos de la cruz y las espinas de la corona de Jesús, así como huesos de santos fueron las reliquias más populares.
Una altura superior a los tres metros
La Cruz siempre se ha representado como muy grande, sin embargo, la realidad demuestra que no tenia una altura superior a los tres metros. Juan nos da su tamaño escrito al explicar: “...sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca”. La planta de hisopo no supera nunca el metro de altura, por lo que sí se quería llegar hasta la boca de Jesús, la cruz no podía ser superior a tres metros de altura.
La crucifixión es una muerte por asfixia
De cualquier forma la crucifixión es una muerte por asfixia, ya que un hombre crucificado tiene en suspensión los músculos de la espalda, los pectorales, los de los costados y los músculos intercostales, es decir todos los músculos respiratorios, una postura que impide, prácticamente respirar.
El hongo sagrado
Las drogas ya aparecen en el Antiguo Testamento como la mandrágora en el Génesis: “Cuando Jacob volvía del campo a la tarde, salió Lea a el, y le dijo: llegaste a mí, porque la verdad te ha alquilado por la mandrágora de mi hijo. Y durmió con ella aquella noche” [Gn.30:16]. Esta droga vuelve a aparecer en otros pasajes, como el Cántico de Salomón, donde Sulamita invita a su amante a ir al pais donde crece la mandrágora. John Allegro, investigador de los Manuscritos del Mar muerto o textos de Qumrán, en la obra El hongo sagrado, hace referencia a su posible uso por la comunidad Qumrán, destacando que los efectos sobre los personajes bíblicos y los monjes de Qumrán les llevaba a una imaginación exaltada, un estado de trance. Esto, según explica Allegro se produce bajo los efectos de la psicolocibina, el alcaloide de unos hongos que crecen en Palestina. Se sabe que esta droga fue utilizada en Palestina par producir un profundo trance narcótico en los crucificados. Richard Rudgley en la Enciclopedia de las substancias psicoactivas, explica que la mandrágora era conocida como “morrión” y que siempre se ha sospechado que a esponja que se le ofreció a Jesús cuando estaba en la cruz podía haber sido vino de mandrágora.
Fragmentos y astillas de la cruz
Hoy muchas iglesias dicen conservar fragmentos y astillas de la cruz verdadera, incluso clavos, pero con toda seguridad ninguno de estos fragmento, traídos en su mayoría por los cruzados, soportarían la prueba del carbono 14. los cruzados cuando regresaron de Tierra Santa trajeron gran cantidad de falsas reliquias que algunos entregaban a los sacerdotes de sus diócesis para ganarse nuevas indulgencias, y otros vendían a incrédulos que pagaban fuertes cantidades por ellas. Los fragmentos de la cruz y las espinas de la corona de Jesús, así como huesos de santos fueron las reliquias más populares.
Una altura superior a los tres metros
La Cruz siempre se ha representado como muy grande, sin embargo, la realidad demuestra que no tenia una altura superior a los tres metros. Juan nos da su tamaño escrito al explicar: “...sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca”. La planta de hisopo no supera nunca el metro de altura, por lo que sí se quería llegar hasta la boca de Jesús, la cruz no podía ser superior a tres metros de altura.
La crucifixión es una muerte por asfixia
De cualquier forma la crucifixión es una muerte por asfixia, ya que un hombre crucificado tiene en suspensión los músculos de la espalda, los pectorales, los de los costados y los músculos intercostales, es decir todos los músculos respiratorios, una postura que impide, prácticamente respirar.
El hongo sagrado
Las drogas ya aparecen en el Antiguo Testamento como la mandrágora en el Génesis: “Cuando Jacob volvía del campo a la tarde, salió Lea a el, y le dijo: llegaste a mí, porque la verdad te ha alquilado por la mandrágora de mi hijo. Y durmió con ella aquella noche” [Gn.30:16]. Esta droga vuelve a aparecer en otros pasajes, como el Cántico de Salomón, donde Sulamita invita a su amante a ir al pais donde crece la mandrágora. John Allegro, investigador de los Manuscritos del Mar muerto o textos de Qumrán, en la obra El hongo sagrado, hace referencia a su posible uso por la comunidad Qumrán, destacando que los efectos sobre los personajes bíblicos y los monjes de Qumrán les llevaba a una imaginación exaltada, un estado de trance. Esto, según explica Allegro se produce bajo los efectos de la psicolocibina, el alcaloide de unos hongos que crecen en Palestina. Se sabe que esta droga fue utilizada en Palestina par producir un profundo trance narcótico en los crucificados. Richard Rudgley en la Enciclopedia de las substancias psicoactivas, explica que la mandrágora era conocida como “morrión” y que siempre se ha sospechado que a esponja que se le ofreció a Jesús cuando estaba en la cruz podía haber sido vino de mandrágora.
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