La Iglesia es el pueblo escogido de Dios

En Cristo ya no hay judíos ni gentiles, todos somos un pueblo escogido y redimido para la honra y gloria de Dios: " para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. " Gá 3, 14. Hay en Cristo y por su sangre hace de ambos pueblos uno solo, derribando toda separación y enemistades. Los antecedentes de este paso están en san Juan: " A los suyos vino y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron , a los que creen en su nombre, les dio la de ser hechos hijos de Dios" y veamos algo más fundamental y tiene que ver con la raza o etnia, que es el asunto que nos ocupa : " Los cuales no son engendrados de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios". Juan 1, 11 al 13. Las mismas palabras de unción de Dios para el pueblo de Israel, lo son para el pueblo de Dios en Cristo: " Más vosotros soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora soy pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia". 1 P 2, 9 y 10. Que bueno saber que en el Nuevo Testamento hay planteado dos Israel. El Israel natural y el Israel espiritual. Ver Romanos 11, 15 al 24. El Israel de las promesas solo será salvo en forma individual, cuando acepten las promesas de un Libertador que quita los pecados. Ver las referencias , Is. 59,20 y Jer. 31, 33 y 34. Existe una etnia dispersa por el mundo por desobedientes y rebeldes, y solo depende de la misericordia de Dios para alcanzar Gracia ante Él. Oseas 3, 4 al 9. ; Amós 8, 11 al 14. Y San Mateo 24, 1 y 2. Si hay pueblo que reconocer ante Dios es la etnia judía o semita y todas las promesas del A.T. Prácticamente fueron y son para ellos. Bien dijo Rudolf Bullman ," El antiguo testamento no es más que la historia de Israel ". , pero en Cristo encontraron su piedra de tropiezo. 1 P.2. 7 y 8. Siervo Roberto Fonseca Murillo